¡Déjame en paz!© NeymarJr

Capítulo 15: Las consecuencias.

Abrí los ojos con pesadez, en cuanto me despejé un poco vinieron los recuerdos del día anterior a mi mente: Neymar me besó frente a todos en el partido, horas después mi padre me prohibió verle.

No quería ni desbloquear mi móvil, pero lo hice aún así, y pude ver que todo el mundo habla de lo sucedido ayer. Me daba miedo salir de casa para ir a la universidad.

[...]

—¿Cómo has llegado viva?— preguntó Helena cuando entré por la puerta de clase.
—No lo sé— respondí respirando agitadamente hasta llegar a mi sitio.

—Adriana...— susurró Mario, y le miré enarcando una ceja. —Todos te miran.

Mira a mi alrededor con disimulo y en efecto, todo el mundo tenía la mirada puesta en mi. Odio la atención y Neymar ha hecho que tenga el doble de la que ya tenía.

—Dios llévame pronto— susurré hundiéndome en mi asiento.
—¡SI, SE BESÓ CON NEYMAR, ¿QUÉ MIRÁIS TODOS?!— gritó Helena levantándose de su asiento, Mario a mi lado estaba intentando contenerse la risa mientras yo planteaba salir corriendo de clase.

—¡Helena, siéntate!— gruñí entre dientes. Ella se sentó.
—¿Sabéis que es lo más gracioso?— susurró Mario. Las dos le miramos a la vez. —Que el profesor lleva 2 minutos en la puerta.

[...]

—¡YA VA!— grité ya que estaban llamando repetidamente al timbre. —Joder, lo va a quemar.

Abrí la puerta y al ver quién era la cerré al instante y salí corriendo. Pero aún así siguió timbrando así que no me quedó otra que abrirle.

—¿Se puede saber por qué me cierras la puerta?— preguntó él, yo hice una seña para que se callase. —¿Qué pasa?.
—Cállate, mi padre no puede saber que estás aquí o me matará— hablé entre dientes.

—Por eso vengo a hablar con el— bajó el tono de voz.
—No, Neymar no puedes hacer...
—Shhhh— me puso el dedo en los labios y pasó a la casa.

—Me ha prohibido verte— susurré arrastrándole del brazo hasta la puerta.
—¿De verdad quieres que me vaya?...— me preguntó apenado.
—No pero...— escuché unos pasos así que tiré a Neymar al suelo como pude y se arrastró debajo de una mesa, hacía mucha gracia pero mi padre acababa de entrar al salón y como me riese era mujer muerta.

—¿Qué hace la puerta abierta?— preguntó cerrando esta.
—Pues no se— dije seria, me senté en la mesa para disimular. El me miró e hizo una mueca.
—No quiero que te enfades conmigo.
—Claro— reí sin humor. —Dime qué tienes en contra suya.

—Nada Adriana, Neymar es mi amigo pero no quiero que te haga daño. Le conozco en ese sentido y lo acabará haciendo tarde o temprano— explicó.
—Tonterías— suspiré negando con la cabeza. —No soy una niña, sé muy bien quién me conviene— entrecerré los ojos.

—No.
—¡Claro que si!— exclamé.
—No quiero que volvamos a discutir— frunció el ceño enfadado.
—¡No habría problema si tú tan solo te alegrases por mí y mi relación! Mamá lo hace— me crucé de brazos.

Suspiró negando con la cabeza.

—Mira Adriana, se que ya eres lo suficiente mayor para saber con quién sales— le miré con los ojos iluminados y una sonrisa de oreja a oreja. —Pero como se le ocurra hacerte daño le...
—¡GRACIAS!— le abracé con todas mis fuerzas y el me correspondió el abrazo segundos después. —Gracias, gracias, gracias— le besé la mejilla con fuerza.