Es fascinante
cómo aquel árbol
que algún día fue
se desliza hoy entre mis dedos,
acariciando cada recoveco
de esa superficie
con plasmados códigos en tinta
que describen el mundo
a su manera.Es destello ante los ojos,
del tacto que lo palpa
y lo descubre,
nuevo en su desnudez
que estuvo bajo aquel plástico
tanto tiempo
sin siquiera
ser pensado por nadie.