Perspectiva.

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-Jessica-

Creo que ha llegado el momento de que las situaciones sigan las órdenes que doy de una buena vez, porque luego de la burla que me había causado esa mocosa oriental, las cosas no podían continuar como ella las había querido dejar. Sé que ella tenía más que claras sus ideas en el momento en que echó aquella copa de moet sobre mi vestido que para el colmo era de color blanco, supongo que la única solución para ya no ser víctima de las torpezas de esa niña mi atuendo debía ser de un color oscuro esta vez.

Salí de la fiesta lo más rápido que pude, con la intención de que la menor cantidad de personas tuvieran la oportunidad de fijarse en lo que había pasado con la ropa que llevaba puesto. Corrí hasta la cabaña y entré en mi habitación para colocarme uno de los vestidos que había traído al campamento por cuenta propia, aprovechando que no lo había lucido aún frente a los demás participantes.

Satisfecha salí de la habitación y caminé hasta llegar a la pared del baño, ya que no pude dirigirme hasta la puerta para fijarme en mi atuendo y en que todo estuviese correcto, debido a que un sonido captó mi completa atención antes de poder dar un paso más. 

El sonido de un teléfono.

Al parecer aún hay gente que no es adicta a su teléfono como para dejarlo en su habitación, sonando y atrayendo la atención de personas curiosas como yo. Al parecer no había nadie en la cabaña, pues esta se encontraba a oscuras, aproveché entonces y me acerqué al sitio de donde provenía el sonido.

La habitación de los chicos.

Sabía que no debía entrar a la habitación, pero no podía dejar que esa cosa siguiera sonando mientras yo iba al baño a retocarme, al menos entraría para apagarlo, pues no soy de la gente que está dispuesta a soportar este tipo de asuntos insoportables por mucho tiempo. Entonces entré sin habérmelo preguntado una vez más y encontré aquel aparato tirado en una de las camas.

No tenía ni la menor idea de a quién pertenecía aquella cama, pero sea quien sea apagaría aquel teléfono que se encontraba en ella antes de que me comience a dar un maldito dolor de cabeza. Al parecer la persona que estaba llamando estaba ya muy preocupada por el dueño del aparato, pues el tono seguía y no tenía intenciones de parar.

Esto debía ser importante..

No podía ignorar algo como esto..

Tomé el teléfono en la mano y lo encendí. 

''Papá'', ''Llamada entrante''.

Oprimí el botón para contestar, mas no dije palabra alguna.

-¿Hola?, ¿Thomas?- dijo una voz gruesa desde la otra linea.

No puedo creerlo, esto es tan inesperado como increíble. El aparato que tenía en mis manos pertenecía en realidad al mismísimo Thomas Parker. Y el hombre que hablaba era su padre, por lo que me dediqué a escucharlo sin decirle una sola palabra mientras él se excusaba por no haber llamado a este chico desde hace tiempo. Pobre niño lindo.

-Lo lamento, hijo.- volvió a decir el hombre.- Sólo llamaba para saber qué tal se encontraban..
-¿Encontraban?- hablé sin percatarme, y cuando lo hice me cubrí la boca en seguida.

El hombre carraspeó.

-Por supuesto, tú y tus primas.
-¿Primas?- volví a hablar pero esta vez fue porque la curiosidad me invadió en segundos.
-¡Oye, tú no eres Thomas! ¿Dónde está él?- dijo con desesperación. 

Colgué.

En serio esto es lo más extraño que he oído en el día y sigo sin poder creer que Thomas tiene a sus primas con él, pero lo que ahora sentía la necesidad de saber es de quiénes se podrían tratar aquellas personas. Él es mi pareja de baile, por lo que creo que se lo podría preguntar en algún momento, pues él sabe como soy y aceptará el hecho de que sepa una pequeña parte de su vida que nadie sabía, salvo esas chicas que no sé quiénes son.

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