1. La visita.

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-*Venga Annie, solamente es un momento, si luego se te pasa volando y ni te acordarás, solo tienes que hablar y ya está, solamente es una persona*- Me repetía sin parar mientras iba sentada en el metro, con mi madre al lado, para ir al... sí, bueno, al psicólogo. Todavía me cuesta pensar en todo lo que me está pasando ahora, antes lo veía tan lejano, como si nunca me pudiera pasar a mi.

-- Vamos Anita, que ya hemos llegado.- Me dijo mi madre sacándome de mis pensamientos. En verdad me llamo Ana, pero me parece muy corto y soso así que por eso me llaman Annie o Anita, bueno, Anita me gustaba más de pequeña,pero meh.

-- ¿Por qué tengo que seguir viniendo? Ya me las arreglo yo como vea por mi cuenta.

-- Venga ya, si veo que no estás bien, por favor, hazlo por mí.- Me suplicó

Rodé los ojos y seguí caminando, no quería pensar en nada en ese momento, ni siquiera intenté darme ánimos mentalmente, porque me pongo más nerviosa.

Noto como ya me empiezan a sudar las manos y se van empezando a congelar, encima al salir del metro se me congelan más. Bueno, por lo menos con el frío puedo disimular mis temblores de nervios.

Enserio, ¿por qué mierda me siento como si fuera el centro de todas las miradas? Estoy harta de imaginarme cosas y de que me pueda mi imagen y el qué piensen de mi y...

-- ¡Ana!- Me gritó mi madre parada delante mía, espera, ¿cómo ha llegado ahí?

-- Sí, perdón, estaba pensando, ya sabes.- Le contesté ya sabiendo qué me iba a decir: ''que si piensas demasiado'' o '' que cómo puedes ser de repente tan negativa y todo eso'' o también ''que cómo me puedo concentrar tanto en lo que pienso como para chocarme con farolas, personas y que casi hasta me atropellen''... Bueno sí, que me voy del tema.

-- No me gusta verte así, me preocupas.- Oh, vaya, eso es nuevo.

-- Ya, a mí tampoco me gusta estar así.

Seguimos andando por un rato hasta llegar al hospital, mientras subimos las escaleras me voy muriendo internamente, llegamos a la planta que era, giramos a la izquierda, andamos hasta el final y... había una nave con aliens, y tenían atrapada a mi psicóloga, ups, que pena, otro día será. Bueno vale no, pero ¿qué queríais que pasara? Solo es una sala no muy pequeña con sillas para esperar, pero claro, lo de mi imaginación tampoco estaba tan mal...

Menos mal que había poca gente, así nos pudimos sentar a esperar; mi madre de vez en cuando miraba el móvil o me miraba a mi, o me distraía para ponerme menos nerviosa. Pero yo solo no podía parar de darle vueltas a todo y moverme todo el rato, que si pierna para acá que si ahora juego con mis dedos, creo que estoy poniendo nerviosa a la señora que está sentada en frente, o eso o me quiere matar con la mirada.

Enserio, ¡pero cuánto tiempo llevo aquí! Lo único que veo de bueno de ir al médico es que muchas veces tengo que faltar a varias clases, y justamente estaba faltando a sociales y íbamos a dar el tema más rollo del mundo. Pobres de mis amigas, lo que deben de estar sufriendo con la pesada de la profe, es que no para de hablar y se cree que sabemos todo, y no señora, que si lo supiéramos ya pues ni iríamos.

Y menos mal que me he quitado de encima física y química y biología, ah por cierto, estoy haciendo cuarto de la ESO, y me he ido por letras, y por las mates difíciles, que yo también me las habría quitado, pero si me hubiera ido por las fáciles no podría hacer nada. Aun que en verdad todavía no sé que quiero hacer, o eso digo porque me da vergüenza decir lo que quiero hacer en público, quiero hacer algo relacionado con la música, o con la decoración, o con algo de artes escénicas. Supongo que no se lo digo a nadie porque una vez se lo conté a mi madre y mi primo estaba ahí y se río en mi cara, porque soy demasiado tímida y además tengo un montón de problemas más que ya iréis viendo con el transcurso de los sucesos.

Madre mía de mi vida y de mi corasao, ¿pero querrá salir ya la psicóloga esta para llamarme y así irme lo antes posible?

Ayy ojala no hubiera dejado el móvil en el coche ayer para parar ya con mis dedos, que al final se me van a caer de tanto torturarlos. Y todo solamente por hablar con esta señora que todavía no sale. Menos mal que mi madre entiende que en estos momentos no quiero hablar, porque ya tengo demasiado con mi mente.

Yo ya estaba por salir corriendo y dejar todo, pero justo ahí se abre una puerta, giré mi cabeza para ver quién era la que la abrió deseando que no fuera ella, ahora que no estaba mentalizada no puede ser.

Pero sí amigos, ahí estaba ella diciendo mi nombre para que entrara, cuando me encontró con la mirada me sonrió, le dí el abrigo a mi madre me levantó, ya sé que estoy haciendo esto muy lento, pero en mi cabeza pasaba así. Y bueno, pues ahí estaba yo pensando en mi plan de huida de último momento, pero solo entré a su ''despacho'' o como quiera que se llame eso, y ahí empieza mi tortura psicológica.



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Espero que te haya gustado este capítulo. Si la votas ya sería un plus.

Y ya estaría, Hasta luego Maricarmen. :) :V

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