Enseñando •Levi• ( Parte 4)

775 76 15
                                    

Mi castaño estaba ya exhausto cuando ni siquiera habíamos empezado con la verdadera acción.

«Eren, tendrás suerte si puedes caminar después de esto»

Volví a los labios del menor, se deshacía en temblores y contracciones. Me temo que le regalé demasiado placer en su primer orgasmo, pero, nada comparado a lo que se viene.

Usando semen de mi niño lubriqué su linda y rosada entrada, metí un poco mis dedos para asegurarme que se dilató apropiadamente su ano. Claro que lo hizo, su hoyito se veía ansioso por dejar pasar mi miembro.

¿Como iba a negárselo?

- ¿Estás listo bebé?-. Le hablé dulce y acaricie su rostro.

- ¿Listo para qué?

- Para que nos demostremos al mismo tiempo lo alegres que nos sentimos-. Mi ingenuo mocoso aceptó. Relamí mis labios y colocando la punta en donde debía entrar, me abrí paso en su estrechez mientras Eren le daba un grito de bienvenida. Espere sin moverme para dejar que se acostumbrara a la sensación, mi pequeño ojiverde gemía, lloraba y se retorcía debajo demo cuerpo.

Maldita sea, este mocoso hace que pierda la cordura. Es su culpa.

Sin esperar más, embestí de golpe, así cubriendo mi virilidad con las paredes de su húmedo calor interno. Apretaba mucho, en su rostro se leía dolor y sus ojitos me suplicaba que parara.

- Eren, esto hacen los novios. Así que tu y yo ahora lo somos, ¿entendido?

No respondió, se ve que le dolía demasiado; lo tomé entre mis brazos sin salirme de él y maniobrando lo senté en mis piernas, mi pene por supuesto, entro aún más y provocó el llanto y un grito de Eren. Mierda. No quería que llorará. Lo besé, sus gemidos se ahogaban en nuestras bocas y sus jadeos me excitaban aún más. Ya cuando se tranquilizó me moví suave. El mocoso era sensible, tocaba sus tetillas, gemía y pedía que no lo hiciera. La hombría de mi moreno reaccionó nuevamente, cada toque le volvía loco.

Poco a poco iba incrementaron las embestidas.

- Nya! Levi-san! ¿Otra vez ahí?

- ¿Dónde?-. A propósito volví a arremeter con fuerza en aquel punto, Eren negaba con la cabeza, creo que ya no puede más. Se dejó llevar por el placer y podía sentir sus femeninas caderas moverse inconscientemente.

- Eren, no puedo más-. Su estrecha entrada apretaba deliciosamente, con una mano le masturbe y con la otra le sostenía. Me movía incesante par poder llegar al clímax, su piel chocaba con la mía, un sonido que se me antojo de lo más vulgar y seductor. Los gemidos del menor inundaban la habitación y complementaban el ambiente. Me vine con un jadeo ronco llenando las entrañas de mi mocoso, y a su vez, este último en nuestros abdómenes.

Me eché hacia atrás exhausto y con Eren sobre de mi. Nos tapé y bese su cabecita.

- Ahora me perteneces

- ¿Somos novios?-. Agregó con adormilada voz.

- Si

Y así, nos entregamos el uno al otro. Mi lujuria y su inocencia conllevaron a esta conclusión nada común.

Caí rendido en el sueño junto a él.

Me enamoré de Ella, es decir: Él  Editando Donde viven las historias. Descúbrelo ahora