Lazo extra

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Lazo Extra
Un amor imposible

Veía los paisajes a través del cristal de la ventana, suspiro no sabía cómo podría verla sin sentirse culpable, ¿porque aquello tuvo que pasar?, era la pregunta que siempre estaba en su cabeza desde que la había conocido.

El no creía en el amor a primera vista, pero eso cambio una vez que la conoció.

La primera vez que la vio fue hace tres años, se encontraba en un pequeño parque, consolando a un pequeño niño que se había lastimado jugando, cuando la vio creyó que era un ángel caído del cielo, sus cabellos castaños que se movían al compás del viento, sus ojos cafés que demostraban una alegría en ellos y su sonrisa la más resplandeciente que había visto en toda su vida, se quedó ahí observando cada uno de sus movimientos, ¿Quién era ella? ¿Cómo se llamaba? ¿Dónde vivía? Eran las preguntas que más inundaban sus pensamientos, pero no tenía el valor de ir a preguntárselas, no supo cuánto tiempo paso contemplándola, hasta que la vio marcharse.

Sin pensarlo mucho empezó a seguirla, debía por lo menos saber su nombre, empezó a acelerar sus pasos pero no fue suficiente, se había marchado.

Muchos dirían que se estaba convirtiendo en un acosador, y aun a pesar de las quejas de Adelheid él iba hacia ese lugar esperando volver a verla, pero nunca más volvió aparecer un sentimiento de tristeza y decepción se apoderaron de él, era tan tonto creer que ella volvería al mismo sitio pero tenía la esperanza de que lo hiciera, de volver a verla.

Cuantos días llevaba yendo hacia ese mismo parque, no lo sabía con exactitud, miro el cielo el cual se encontraba totalmente cubierto de nubes muy pronto llovería, lo sabía y aun así no se movía de ese lugar, cuando las primeras gotas empezaron a caer decidió que era mejor marcharse no quería ser regañado por su amiga casi se podría decir que una madre para él, lo que no espero fue que la lluvia se convirtiera en un aguacero, corrió lo más rápido refugiándose en un pequeño refugio.

– ¿La lluvia también lo atrapo? – Escucho una delicada voz detrás de él, al voltear fue cuando la vio, su ángel, se froto los ojos creyendo que se tratara de ilusiones  –  ¿se encuentras bien – desu~? – volver a escucharla supo que no era su imaginación, después de mucho tiempo la había encontrado.

– S–si – su voz temblaba, estaba nervioso, la joven le sonrió, provocando que se sonrojara, desvió la mirada no podía verla a los ojos – ¿a – a ti también?

La castaña lo miro por unos segundos tratando de adivinar a que se refería, sonrió al darse cuenta de que le hablaba de la lluvia, se acercó a él para pararse a su lado, levanto una mano sacándola del pequeño refugio, sintiendo las gotas de la lluvia tocar su mano, el joven pelirrojo solo la observaba – a Haru le gusta la lluvia – le dijo mientras su mano era mojada – pero Haru prefiere el cielo.

‹‹ ¿Haru? ›› – se preguntó a sí mismo, sonrió al darse cuenta de que se trataba del nombre de su ángel, no dijeron nada más, el ambiente no se sentía incómodo, solo con estar así con ella era su mayor felicidad.

El sonido de un teléfono fue lo que rompió aquel silencio, vio como la castaña sacaba un teléfono de su bolso  –  ¡Kyoko–chan! – La escucho decir – Haru en este momento se dirige para allá – una vez corto la llamado lo miro – Haru debe irse...  –  se detuvo al no saber cómo llamarlo lo que el pelirrojo se dio cuenta.

– K–Kozato Enma – se presentó con una sonrisa en el rostro.

– Fue un gusto Kozato–san, mi nombre es Miura Haru – aquella sonrisa que le regalo provoco que se sonrojara quedando del mismo color que su cabello.

Nunca Dejes De Intentarlo - (En pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora