5.- Con los Morrison.

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De: Jess

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De: Jess.
Para: Sophie.

¿Dónde estás, Middle?

De: Sophie.
Para: Jess.

En el conservatorio, ¿y tú?

De: Jess.
Para: Sophie
.

En mi casa, muy aburrido. ¿Nos vemos para comer?

De: Sophie.
Para: Jess.

Haz algo de provecho y limpia tu cocina. Ayer hicimos un desastre intentando hacer esa pizza. ¡Claro! ¿Dónde siempre?

De: Jess.
Para: Sophie.

¡No quiero limpiar! Si no limpio contigo, no es divertido. ¡Sí, en el mismo lugar, a la misma hora!

De: Sophie.
Para: Jess.

Tú puedes hacerlo, confió en tus habilidades. ¡Nos vemos ahí entonces!

Era miércoles y ya habían pasado tres semanas desde que limpiaron juntos por primera vez el departamento de Jesse, y se habían vuelto inseparables. Casi todos los días estaban juntos. A veces Jess pasaba por ella al conservatorio e iban a comer a la cafetería donde se vieron por segunda vez, amaban comer ahí. A veces también se veían en la casa del otro e intentaban cocinar juntos y miraban la televisión todo el día.

Para Sophie era increíble haber conocido a Jesse, por primera vez en mucho tiempo no se sentía sola y amaba esa sensación. Y para Jess era fantástico tener a Sophie, la tierna, divertida y ocurrente como su amiga. Se complementaban bastante bien.

Sophie terminaba de tocar una pieza clásica para Alicia, la directora y su actual jefa que le ayudaba en ocasiones a preparar sus clases.

— ¡Me encanta cómo tocas esa pieza! Tu próxima clase es en dos días, creo que puedes usarla —comentó Alicia con una sonrisa cuando Sophie terminó de tocar.

—Perfecto, entonces creo que ya está todo listo —dijo Sophie mientras guardaba sus partituras, lápices y su cuaderno de planeación. Eran las dos y media de la tarde, tenía treinta minutos para llegar a la cafetería a comer con Jess y si no se apuraba, llegaría tarde.

—Hoy iré por un corte de cabello y paso por tu casa, ¿quieres que te lleve? —le preguntó Alicia.

Alicia Dallas era totalmente bonita. Tenía el cabello rubio cenizo, una linda figura y ojos cafés que se le miraban de muerte. Con sólo 26 años había logrado escalar hasta el puesto de directora en el conservatorio de música la ciudad. Aunque era un poco estricta y en ocasiones parecía que se le había zafado un tornillo, era una de las mejores personas que Sophie había llegado a conocer.

—No, gracias. Voy a otro lado, pero gracias por la oferta.

—De nada, Sophie. Nos vemos en el viernes.

"Casi" nunca es suficiente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora