No sé el nombre de la madre de Sherlock, por lo que decidí utilizar el nombre de la madre de Conan Doyle.
¡Disfruta la lectura!
John tiraba de la mano de su madre, conduciéndola a través de todas las personas que caminaban apuradas envueltas en capas de ropa y se soplaban las manos, hacia una nueva pastelería que había abierto semanas atrás.
— John —comenzó Ella, pero él se pegó a la vidriera, mirando los pasteles, haciendo un gran esfuerzo tratando de elegir uno que le gustara a su nuevo amigo— Cariño, debemos...
— Ese —John señaló un pastel demasiado grande para ser un cupcake, pero demasiado pequeño para ser una torta— Quiero ese, mami.
— Bebé —Se puso de cuclillas frente a él— Ya tenemos pastel en casa. La abuela hizo uno ¿recuerdas?
— Ya lo sé. Pero yo quiero este, lo necesito.
— ¿Para qué lo necesitas? Aparte, a ti no te gustan las fresas.
John cruzó sus brazos y frunció el ceño, no podía decirle a su mamá, era un secreto. Aparte, le daba vergüenza.
Ella, que intuía algo, terminó comprándoselo.
o0o
Era un día de los que se llaman grises, con el cielo encapotado amenazando con llover pero sin cumplirlo realmente, una brisa fría buscando lugar donde meterse y un manto de nieve cubriendo los árboles, haciendo que sus copas bajaran por el peso.
Y en medio del paisaje invernal, sentado en un banco, había un niño observando a la gente pasar.
Cuando John lo vio, corrió hacia él pero recordó que su regalo podría arruinarse, entonces aminoró el paso. Su amigo observó esto con curiosidad.
— ¡Shery! —John se le acercó con una sonrisa y sus manos sosteniendo la cajita con el pastel detrás de su espalda.
— Pero me llamo Sherlock —contestó confundido. Se acercó a él e intentó ver lo que escondía— ¿Qué es eso? ¿Qué tienes ahí?
— ¡Ah, esto! —le mostró la caja decorada con un moño dorado— Esto es para ti —Sherlock lo miró con recelo — Es un regalo, para ti —John lo puso contra el pecho de Sherlock— Es tuyo, ábrelo.
Sherlock lo puso en el banco y lo abrió, dentro había un pastel con fresas, muchas fresas y gomitas de menta que Sherlock supo que John las había agregado a juzgar por lo mal acomodadas que estaban.
— ¿Tengo que comerlo en mi casa?
— O ahora. O mañana, pero si lo dejas mucho tiempo se pondrá malo.
Sherlock comió una fresa, y otra, y otra, y como ese día estaba de buenas, le convidó una a John.
John aceptó, era muy raro que su amigo le compartiera algo, pero el que lo hubiera hecho hacía que se sintiese feliz, importante y especial.
— Gracias, Sherlock.
Él casi sonríe, pero se metió otra fresa a la boca. A Sherlock le parecía que dar las gracias no servía, pero le gustaba cuando John lo decía.
o0o
Sherlock volvió a su casa pensativo, había algo que sentía que quería hacer, pero aún no averiguaba de qué se trataba.
Cuando entró a su casa, su hermano comenzó a hacerle preguntas, como dónde había estado y por qué se había ido tan repentinamente. Sherlock le sacó la lengua porque le enojaba que le molestaran estando tan ocupado, y cerró la puerta de su habitación con fuerza.
Se puso a pensar hasta quedar dormido, y a la mañana siguiente, cuando se despertó ya supo que era.
Bajó corriendo las escaleras, buscando a su madre.
— ¡Es un regalo! ¡Tengo que comprar un regalo!
Mary miró a su hijo sorprendida, nunca pedía cosas para otras personas por lo que le compraría lo que él pidiese, si no era algo muy descabellado. Y Sherlock lo sabía.
— Claro, cariño. Ve a cambiarte ¿Si? —Mary acarició su mejilla antes de que Sherlock saliera disparado hacia su habitación.
o0o
El niño conducía a su madre a través de las tiendas, buscando el regalo para su amigo. Pero luego de dos horas sin ningún resultado, Mary se detuvo.
— Sherlock, hemos estado caminando y mirando tiendas desde hace mucho tiempo. ¿Qué es lo que quieres regalar? Tal vez pueda ayudarte a encontrarlo, sólo dímelo.
No sabía. Él no sabía qué quería regalarle.
Tal vez podría regalarle una pelota, porque a John le gustaba jugar con ella. No, porque ya tenía una.
A John le gustaba leer, tal vez podría comprarle ese libro sobre arqueología que venía con el set de arqueólogo y huesos falsos. No, eso es lo que Sherlock quería.
Y así fue descartando opciones.
— Ya podemos volver a casa.
— ¿Seguro? ¿No ibas a comprar un regalo?
Negó con la cabeza y no dijo nada más en lo que restaba de camino.
o0o
Faltaba menos de una semana para Navidad y Sherlock tuvo una idea. Podría darle el regalo para las fiestas.
Llamó a su abuela, Katherine para que le ayudara con su regalo.
o0o
Faltaba poco para la medianoche del veinticuatro de Diciembre, cuando tocaron a la puerta de la familia Watson. John corrió hacia la puerta y acomodó un banco hecho especialmente para que él se asomara para ver por la mirilla. Quitó el banco y abrió con una gran sonrisa.
— ¡Sherlock! ¿Qué haces aquí? —Sherlock le dio una caja roja con un lazo rojo como respuesta— ¿Para mi?
— Si, tonto, es para ti.
John sonrió aún más al abrirlo. Se quitó su sweter de renos y se puso uno que decía "Amigo de Sherlock".
— ¿Soy tu amigo? —John lo abrazó sin esperar realmente una respuesta. Y Sherlock lo abrazó de vuelta, porque eso también era parte del regalo, pero más que nada porque se sentía bien hacerlo.
Bueno, aquí mi regalo para ti. ¡Felices Fiestas atrasadas!
No sé si se apega mucho al prompt, pero espero que haya sido de tu agrado.
Besos.
ESTÁS LEYENDO
Regalo
FanfictionDrabble basado en un prompt de Gudea del Santa Secreto Shippero del Foro I Am Sherlocked. Espero que te guste, disculpa por la tardanza (~ 0 ³0)/❤