Me voy secando de a poco, es como si alguien hubiera encendido una llama en mí, que ahora se va esparciendo por todo mi ser desde lo más profundo de mi alma hacia la última capa de piel, hasta convertirse en nada mas que cenizas al alrededor, ya no quedan sonrisas, no quedan sueños, nunca mas el consuelo de tenerte junto a mi.
El dolor se siente tan intenso por mis dañados pies, cansados de tanto caminar en busca de un rumbo claro, algo que me de una esperanza para seguir.
Pero contigo, mas que un rumbo, conseguí un camino a la gloria, un camino al cielo, donde podía ser libre, se respiraba el olor a fe, a esperanza, a consuelo.
Pero acabó, no tendré tu cabello entre mis manos, tu sonrisa reflejada en mis ojos y mis lágrimas de felicidad rozando mis mejillas, nada mas me queda tu oscuro pasado, el tan anhelado pasado que extraño... yo te extraño.
Siento un desorden una exasperación, unas ganas de gritarte todo lo que siento, pero no puedo, tu voz tan cálida meneándose en mis tímpanos jamás la oiré, jamás me escucharé, ni mucho menos me escucharás.
Ha muerto toda esperanza en mi, solo queda el esperar si ha de llegar aquel que complete el vacío que dejaste en mi, el día que sea tal vez no esté preparada, haré mi mayor esfuerzo, pero como siempre fallaré, no podré conseguir nada de lo que quiero, porque somos tan perfectos, tan iguales, que el mas mínimo acercamiento nos pone a kilómetros de distancia sin poder siquiera tocar nuestras manos, nunca jamás.
