Dasha (Cyborg Girl)

Prologo.

Recuerdo perdido.

Hace 14 años...

-Dasha, ven aquí - Esa voz no me gustaba, esa voz siempre me causaba escalofríos y me hacía querer esconderme.- ¡Que vengas aquí, niña! 

Escuchaba sus pasos venir por el pasillo, y yo solo quería esconderme en un armario y desaparecer. Pero no lo hice porque sabía que era inútil, ella siempre nos encontraba.

Así que solo espere a que llegara a la puerta de mi habitación, y que todo terminara de una vez por todas.

Sus pasos se detuvieron justo en frente de la puerta de mi habitación, y abrió la puerta.

-¿No escuchas que te estoy llamando, niña? - No podía ver su cara, pero sabía que, como siempre, tenía el ceño fruncido y me estaba mirando de mala manera.- Ven aquí, ¡AHORA!

Me levanté lentamente de la cama, y me calcé mis zapatillas. Camine lentamente hasta estar frente a ella. Inmediatamente agarró mi brazo muy fuerte, y empezó a arrastrarme por el pasillo hasta llegar a la puerta delantera de la casa donde estaban paradas dos personas, era de noche y estaba muy oscuro, no podía ver sus caras desde donde estaba.

-Aquí está - Dijo lanzándome hacia adelante, causando que tropeza y cayera de rodillas. - Esta saludable, en buen estado físico y tiene la edad que ustedes requieren. - Una gran mano me agarró bruscamente por el hombro, y me levanto hasta quedar frente a la cara de lo que supuse era un hombre, podía ver muy poco por la débil luz del bombillo del porche.

- Está bien, ella servirá.

Definitivamente era un hombre. Uno con una voz más aterradora que la de ella.

-Excelente, quiero mi pago - El hombre me bajo, pero todavía sostenía mi hombro muy fuerte. Sin soltarme saco algo de su espalda y se lo entregó a ella. - Perfecto, confío en que el dinero está completo.

-Lo está, muchas gracias por su ayuda. Si necesitamos sus servicios de nuevo, la contactaremos.

El hombre empezo a caminar conmigo arrastras, bajamos el porche y nos acercamos a un carro que esta estacionado delante de la casa, abrio la puerta trasera, me lanzo en el asiento y cerro la puerta.

Mientras el hombre y la otra persona se montaban, y el hombre encedia el carro, voltee a ver la casa donde habia pasado mi vida, que no fue una muy buena pero la verdad es que pudo ser peor. Y ahi estaba ella, con una gran sonrisa en su horrible cara y con el dinero en mano, viendo como era llevada.

-¡Adiós, mocosa! 

El carro avanzo por la calle, y aunque era una niña, sabía que mi vida iba a cambiar.

Solo que no tenía ni idea de cuanto.