Capítulo Trece

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La casa de Clar estaba llena de gente que alguna vez había visto por el pueblo. Muchos eran ex compañeros y otros tantos eran amigos, de los amigos "de", que apenas y conocía de vista. La gente bailaba y bebía cerveza como si el mundo se fuera a acabar. Yo estaba por las mismas. Mi vaso de cerveza lo rellenaba cada vez que se acababa. Mi plan no era emborracharme, no gracias, recordaba muy bien la última vez en que me emborrache hasta casi perder el juicio, aunque esta vez, claramente no existía la opción de amanecer al otro día entre las sabanas de Max.

- Mierda –murmuró por quinta vez Victoria-

Había llegado esta mañana con pésimas noticias para nosotros, su hermano Hans no estaba dispuesto a ayudarnos, lo único relevante e importante que nos dijo fue que los Selt estaban planeando algo grande y que la comunidad se había dividido. Según lo que nos contó Victoria, siempre han sido una comunidad muy unida, al igual que los Rogenes, por lo que sospechaba que algo bastante complicado tenía que estar pasando como para que la comunidad se dividiera.

- ¿Podrías dejar de decir mierda y divertirte un poco? –murmuré de mala gana mientras me movía lentamente al ritmo de la música-

Estábamos en el ante jardín de la casa de Clar, por lo que no teníamos que alzar tanto la voz para escucharnos producto de lo fuerte que estaba la música. Llevé nuevamente el vaso de cerveza hasta mi boca pero fue fuertemente arrebatado de mí con un manotazo, volteándose todo el líquido sobre el césped y cayendo el vaso al suelo. Di un respingo, sorprendida, y achiqué mis ojos para buscar al culpable.

- ¡Deja de una maldita vez de beber! –espetó molesto Erik- esta no es una fiesta cualquiera, y lo sabes.

Rodé mis ojos ante su intento de regaño. Me daba igual lo que dijeran, acababa de convertir esta fiesta, en mi fiesta de despedida personal.

- No seas exagerado, mañana me voy, y me merezco por lo menos –miré a mis amigos- pasarlo bien aunque sea una vez.

- Me parece de lo más irresponsable que te vayas sola teniendo en cuenta que Carter estará rondando por ahí –dijo Victoria apuntándome con su uña acrílica con brillitos-

- Erik y yo ya les aclaramos el tema de Carter –volví a repetir- así que ya dejen de pensar en él como un enemigo. Es solo un estúpido hombre más que...

- Amanda...

- que se ha ganado mi odio al igual...

- Amanda...

- Igual que el imbécil de...

- ¡Amanda! –gritó Clar tomándome del brazo y zamarreándome-

- ¡¿Qué?! –espeté molesta y algo mareada-

- ¿Igual que qué imbécil?

Preguntó una voz a mi espalda. Cerré mis ojos y maldecí para mis adentros. No tenía necesidad de voltearme para averiguar quién era. Reconocería su voz el resto de mi vida. ¿Qué estaba haciendo aquí? Se suponía que no había sido invitado a nuestra fiesta, pero claro, como el juraba que podía pasearse como Pedro por su casa, se paseaba por donde quisiera sin que nadie se atreviera a decirle nada.

- ¿Qué haces aquí? –lo increpó Erik frunciendo el ceño-

- Quise venir a darme una vuelta –dijo encogiéndose de hombros, manteniendo sus manos dentro de los bolsillos delanteros de su pantalón- ¿Algún problema?

- Sí –intervine mirándolo de mala gana- que no estabas invitado, así que podrías darte media vuelta e irte.

Max me dedicó una sonrisa ladina a pesar de mi cara de desagrado por tenerlo a mi lado. Luego miró a mi amiga.

Los Warner #2: No confíes en nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora