Misión. (Espionaje, 01)

Track 16.

–Track 16–

Haunted – Evanescence.

Watching me, wanting me,
I can feel you pull me down.
Saving me, raping me, watching me...

~*~*~*~

*Samuel*

Mi espalda dolía, el suelo era demasiado rígido y frío, haber pasado toda la noche allí definitivamente no fue la más brillante idea.

Me levanté y abrí la llave para que la bañera se llenara; mientras eso sucedía me dirigí a la cocina, tenía mucha hambre; realmente mi estómago había quedado vacío así que tomé una fruta y cuando estaba de regreso a mi habitación noté el florero roto; en una de las ocasiones en que Victor intentaba que lo viera a la cara yo forcejeé y golpeé ese jarrón haciéndolo caer; Marcus había presenciado lo último y lloró, podía saberlo por el tono de su voz a punto de quebrarse cuando me preguntó "¿Por qué?"

Era verdad, ¿Y Marcus? ¿Dónde estaba? De seguro en su habitación, y si no me quería ver lo entendía, fui muy grosero con él pero no quería darle explicaciones, nadie podría comprenderme; suspiré de manera pesada, definitivamente no iría a disculparme, no ahora, lo único que necesitaba era un baño, uno largo y relajante.

*Marcus*

La superficie era suave y la temperatura bajo los edredones era la adecuada; desde hacía unos minutos había despertado pero, como todas las mañanas, no quise salir de allí.

Recordé lo sucedido el día anterior, la pelea de mis amigos y lo que hice después, rocé mis labios con la yema de mis dedos y sonreí como un tonto, Aiden me había correspondido; al principio, mientras fingía ver la televisión a su lado pensé que tal vez corrí a él por miedo a quedarme solo de nuevo, pero luego comprendí y estaba convencido de que no era cierto del todo cierto, que en realidad me gustaba y con ese pensamiento me quedé dormido en el sofá; eso quería decir, entonces, que ahora estaba...¡¿En la cama de Aiden?!

Me senté de inmediato y sí, estaba en una habitación desconocida, ya había estado varias veces en su casa, pero nunca más allá de la cocina, sala y comedor.

La puerta se abrió lentamente y Aiden apareció con una charola en la mano; en cuanto cruzamos miradas al instante me volví a cubrir; sentí vergüenza. ¿Cómo pude haberme quedado dormido así nada más?

¿Cómo llegué a su cama? ¿Habíamos hecho algo...? No, eso no podía ser, sino lo recordaría, además estaba seguro de que él no se hubiera atrevido.

—Es hora de desayunar— anunció, escuché que dejaba lo que traía sobre la mesa de noche, y luego se sentó a mi lado.

—Ey, ya amaneció— tiró de las sábanas un par de veces, después de unos segundos decidí no oponer resistencia y dejar que me descubriera, —buenos días— me sonrió y acomodó un mechón de mi cabello tras mi oreja.

—Buenos días— contesté algo sonrojado mientras me incorporaba para sentarme frente a él, tal vez estaba soñando, si era así, no quería despertar.

—¿Te siente mejor?— arqueó sus cejas preocupado, se refería a lo de anoche, no era común ver a alguien llorar por nada; asentí con la cabeza, —entonces es hora de comer—, tomó una fruta con un cubierto y la guió a mi boca, lo miré sorprendido, no esperaba algo como eso, era demasiado bueno para ser verdad; —vamos, tienes que probar bocado—, dijo al ver mi expresión, —no quiero que mi novio enferme.

Parpadeé confuso, tal vez mi mente me hacía una mala jugada, —¿Tt-tu novio?— musité.

Dejó la fruta nuevamente sobre el plato, se llevó la mano a su cabeza y rascó su cuero cabelludo al momento que decía, —tienes razón, soy un tonto.