Capítulo 26: Atrás.

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– No se que voy a hacer. – bufé mientras veía como Car acomodaba a Rocío, su beba. Si, había nacido hace bastante, ella y Zeta no dan más de padres babosos, pero con razón, es hermosa.

– Es simple Vera, ¿te siguen pasando cosas con él?


– Sabes bien que si, pero a él no. Me siento una completa idiota, el siguió con su vida y yo estoy estancada con la mía. 


– Holaaa – entraron a la casa Charly y Zeta.


– ¿Como están? – pregunté.


– Tenemos noticias – se miraron los dos – Gustavo se casa. –Zeta soltó a la nada.


– Pensamos en que si el te entregaba esto sería peor, así que la trajimos nosotros. – me entregaron la invitación. 


Otra ve sentía que se me derrumbaba el mundo.


– Mejor me voy, necesito dormir unos cien años.


– Te acompaño – se ofreció Charly.


Nos despedimos y nos fuimos camino hacia mi casa, ninguno de los dos hablaba. Charly si que sabía acompañarme en silencio.

Un montón de pensamientos invadian mi mente, las cosas habían cambiado y por más que no quiera, debía aceptarlo. 

Gustavo sería papá y se casa en menos de una semana, Zeta estaba calvo, si como leen. Charly, a pesar de ser el mas joven, parece más maduro. Excepto cuando pelea con Gustavo.


– Llegamos – sonrió 


– Gracias.


– No es nada Vera, no me gusta verte mal.


– Ya se me va a pasar.


– ¿Vas a ir? Gustavo dijo que te quiere y le gustaría verte ahí pero sabe que es difícil. 


– No lo sé, tengo un quilombo en la cabeza. De todas maneras les aviso, si voy voy a ir con ustedes.


– Esta bien, espero tu llamado – rió y guiñó el ojo.


Entre a mi casa, y me dirigí a mi habitación, no sabía que hacer, ¿debo entrar a la iglesia gritando "yo me opongo" como la típica novela cuando el cura pregunte "hay alguien que se oponga"? No, esa no era la solución. Claramente me arrepiento de haber vuelto, de haber creído que las cosas iban a ser yo pensaba... Pero uno cuando se va y deja algunos asuntos pendientes, estos no te sueltan, vuelven hasta volverte loco, están con vos hasta que los solucionas. Gustavo es mi asunto pendiente. 

Tropezo una y mil veces con la misma piedra, pero supongo que es un efecto residual de todos los humanos. Creemos que las cosas o una persona puede cambiar, se nos pintan millones de ilusiones, pero no. Hay algo que aprendí, es que las personas no cambian, si no que crecen y aprenden. Ya se evolutivo y constructivo o todo lo contrario.

Gustavo ya es un tipo grande, y sabe lo que quiere. Por ese lado lo admiro, admiro esa capacidad de que después de todo lo que pasó, él tenga su proyecto de vida y así como si no sintiera nada.


********* 


– Charly no me sueltes por nada del mundo. – dije mientras me afectaba a su brazo.

Estábamos Zeta, Car, Charly y yo por entrar a la iglesia donde sería la misa de la boda.


Si. Había decidido ir, era masoquista pero enfrentarme a la realidad sería la solución. Mi solución era alejarme de todo, otra vez. ¿Sera que siempre escapó de los problemas? Otro efecto residual, pero esta solución era por mi salud mental.


– ¿Lo ves? – me preguntó Carla.


– No, ni quiero.


– Chicos, gracias por venir. – ahí estaba, era su voz.

Me di vuelta y lo observé, vestía un traje negro brilloso. Mierda que estaba hermoso.


– ¿Podemos hablar?


Asentí tímida y nos dirigimos a un sector alejado.


– Gracias por venir, se que nones fácil.


– Vine a despedirme.


– ¿Te volves Inglaterra?


– Si.


– ¿Me vas a perdonar alguna vez? Yo te amé demasiado pero tal vez buscaba otra cosa.


– No tengo nada que perdonarte pero tampoco puedo hacer nada para retenerte. Gustavo yo te amé y aún te aprecio pero ya está, estas a minutos de casarte y seguis metiendo el dedo en la herida, seguis revolviendo el pasado. No de que queres de mi, ¿que queres que te diga? ¡Si! Me moriría por ser yo la que se case hoy con vos pero no, no se puede.  Quiero dejar de ser la estúpida que no supera lo nuestro, tengo 24 años y es bastante jodido todo esto.


Gustavo se acercó y me tomó de las mejillas para secar mis lágrimas pero esto provocaba que me altere más.


– No me toques, me haces mal. – me alejé.


– Perdon Vera.


"Donde está el novio, Gustavoo" se escuchaba desde afuera de la habitación en la que estábamos 


– Te buscan, es tu momento. – me sequé las lágrimas y salí en busca de los Chicos.


– ¿Donde estabas? – preguntó Charly


– Ya esta Charly, ya fue todo.


Comenzó a sonar la típica musica de cuando entra la novia, ahí estaba Cecilia, joven y lúcida, con su vestido blanco corto hasta las rodillas, botas bancas y flores en el cabello.

Me mentalice en lo que quería. Juraría hacerlo. Hoy voy a dejar todo esto Atrás. 


- En camino - #TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora