1-El psicólogo

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(Este capítulo va dedicado a Ana Andreina Villar. Siempre estás ahí cuando te necesito, gracias :D)

-Martín, ¿Cómo has estado?. ─sentenció el consejero.

-He estado mejor doc. ─dijo Martín, con un suspiro melancólico.

Martín visitaba al Dr. López cada miércoles, a desahogar sus penas, y contar su progreso... si le fue mal, si tuvo una recaída... el Dr. López lo conocía y lo quería como si fuera su propio hijo. López, le administraba antidepresivos, para tratar el desorden emocional de Martín, pero eso, no llenaba el vacío que sentía en su corazón.

-¿Y tienes novia Martín? ─preguntó el doctor, con un tono de sarcasmo.

-¡Por Dios Señor López! No tengo novia, serían ''novias''. ─dijo Martín con un tono de arrogancia. Yo no soy un hombre de ''compromisos'', yo soy quien soy y hago lo que quiera. -dijo Martín.

-¿Ajá? Ya sabes que al final del camino, el corazón es el que manda en los temas de amor ─dijo el diplomado.

-¿Corazón? ¿Amor? ¡Patrañas! ─dijo Martín en medio de risas. El amor no se crea en el corazón, ni se almacena, ni nada. El corazón, solo es un órgano hueco que bombea sangre, nada más. El amor (si es que existe) se crea en algunas áreas del cerebro, según los psicólogos expertos, como usted.

-¡Vaya! Pensé que el diplomado aquí era yo ─dijo el doctor sorprendido. Tal vez, sea cierto lo que dices, pero, el mundo da muchas vueltas. El destino y el tiempo lo determinará.

-Tengo muchos trucos bajo la manga.─dijo Martín un poco presumido.

-¿Y los barcos Martín?─dijo el doctor con su libreta en las manos.

-Están hermosos. Usted sabe que la navegación es mi vida.─dijo Martín en un tono pacífico. Eso es lo único que me calma.

-¿Ajá?─dijo el doctor entre risas. Pero debo decirte algo, Martín, sabes que te aprecio mucho, te quiero como un hijo. Cuando tus padres murieron, recuerdo la primera vez cuando tu madrina te trajo a mi consultorio, tenías algunos 13 o 14 años...

-Tenía 16.─dijo Martín cabizbajo.

-Bueno, ya sabes como soy de olvidadizo. Pero el caso, es que te quiero como un hijo, y no quiero que algún día cojas una navaja y termines con tus sueños, tus metas, tu futuro. ─dijo el doctor con preocupación

-Lo sé, doc. Yo también lo aprecio. ─dijo Martín entre lágrimas. Pero, ¿es que no me ve? soy un caso perdido. Hago cosas, que no debería hacerlas.

-Martín, mira lo que haremos ─dijo el psicólogo dirigiéndose a su escritorio, sacando una pequeña cátedra. Esta cátedra tiene 300 hojas. Vas a escribir tu sucesos día por día, por un período de tres meses. Vendrás aquí cuando se acaben las hojas, o cuando se cumplan los tres meses. Escribirás donde, cuando, hora en que sucedieron los hechos, y al final escribirás como te hizo sentir. Te deseo buena suerte. Haz deporte, practica yoga, y que Dios te pueda ayudar.

-¿En enserio? En la universidad, mi calificación en Literatura es un 6, ¿Está usted loco? ─dijo Martín molesto.

-Eso no importa. Pero, se que eres un ''chico malo'' que sigue sus propias reglas, pero, es tu decisión: seguir así como estás, o cambiar. ─dijo el doctor en tono serio.

-Esto no va a funcionar─dijo Martín, con odio. Nos vemos en 3 meses─se levantó, y abrió la puerta, y salió.

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-Veamos... ─Martín se levantó de la cama, y miró su reloj, y notó que eran las 10:26 a.m. Se levantó, bajó a su cocina y se preparó un emparedado de mayonesa con un poco de pasta de la fiesta de ayer.

-Como decía mi padre: ''a falta de pan, casabe.''─dijo Martín suspirando.

Luego de terminar de ''desayunar'', el puerco subió a su habitación y entró al baño a asearse. Terminó, y mientras se secaba, observó la cátedra que le había regalado del Psic. Lopéz y pensó:

-Bueno, como Nicholas Murray Butler dijo una vez: ''El optimismo es esencial para el progreso verdadero.'' ─dijo Martín recordando su clase de filosofía en la universidad.

Miró la cátedra, la tomó entre sus manos, y luego se levantó y dejó la cátedra en una esquina de su cama. Tomó una lapicera azul, y comenzó a escribir tal cual como le había dicho el psicólogo:

-Hora: 11:10 a.m

-Lugar: pa k kiere saver ezo, jaja salu2 *1- escribió Martin recordando la vieja moda de los momeros en Facebook.

Martín se detuvo por un momento, a pensar que iba a escribir en su ''bitácora''. Le llegó algo a la mente y continuó:

Hoy desperté a las 10:26 a.m. Me levanté y baje las escaleras a desayunar. Subí de nuevo a mi habitación y me bañe (no, no me había cepillado :v) y ahora estoy escribiendo en esta maldita cátedra de mierda, desnudo y mojado. Final feliz :D

Ahora iré a la habitación de mi madrina, para que me pague el taxi, ya que la muy tacaña aparte de manejar mi HERENCIA, no es capaz de comprarme un auto, pero, aun así la quiero...

Saldré a la universidad a las 2 p.m, ya que como no fui ayer por la fiesta de Tina, iré hoy a la maldita cárcel satánica de todos los males.

No se por que demonios estoy escribiendo en esta maldita cátedra.

Amor y paz. Martín.

Martín cerro su cátedra y la guardo en su mini escritorio. Se vistió. Se dirigió a la habitación y cuidadosamente cogió 100$ dolares de la cartera de su madrina. Llamo un taxi, y se fue a la ''cueva''.
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NOTAS:

Nota *1: En esta parte quería escribir algo muy ramdom y eso fue lo único que se me ocurrió :v

:?.

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