Capítulo Ocho

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Ayden

No puedo creer esta situación. Austin nunca se había comportado de esa manera. Antes me hubiese tomado simplemente dos minutos en hacerlo recapacitar, pero lo que acaba de suceder me deja atónito. Miro la huella que los neumáticos habían trazado en la nieve indicando su partida y me siento completamente solo otra vez. Habíamos acordado que enfrentaríamos todos los problemas juntos, y al primer obstáculo decide largarse y arrojarme todo el peso de la situación a mí solo. Por un momento lo comprendo. Pero sólo por un momento, y luego vuelvo a sentir muchísima rabia.

Reflexiono unos minutos si ir a buscarlo o dejarlo estar mientras que sigo parado en el mismo sitio.

Llego a la conclusión de que le daré un poco de espacio. No quiero sofocarlo.

— Deberías ir a buscarlo —dice mi madre apoyada sobre el marco de la puerta mientras yo me adentro.

— ¿Crees que se lo merece luego de cómo te ha tratado? ¿Dónde está tu orgullo, mujer? ¿No te ha molestado ni un poquito? —Respondo largando una risa sarcástica mientras me siento en el sofá.

— Pues... no, no estoy molesta con él. Lo comprendo, Ayden. El pobre ha atravesado por mucho.

— Yo también he atravesado por mucho mamá, y tú lo sabes. No ha pensado en mí, simplemente se fue. Se fue otra vez. ¡Es lo mejor que sabe hacer cuando todo se complica! —Digo en un tono de voz elevado mientras mi madre se acomoda a mi lado.

— Ayden —confiesa luego de varios segundos de silencio—. Yo... tú... —abre y cierra la boca varias veces, como si estuviese luchando contra las palabras.

— ¿Yo qué, mamá? —La incito a continuar con un movimiento de manos.

— Nada... simplemente me preguntaba si había hecho bien en venir aquí, justo ahora. Solamente he empeorado las cosas entre tú y él.

— Todo ha empezado a empeorar desde el primer día —me limito a contestar con un hilo de voz mientras hundo la cabeza entre mis manos y dejo escapar un largo suspiro.

Su declaración me deja un poco descolocado, por cierto. Estaba esperando que de una vez por todas largue lo que sabía sobre Brooke, pero en lugar de eso, el rumbo de sus palabras tomó la dirección opuesta. Sin embargo, no quiero volver a tocar el tema. No por esta noche, al menos. Sea lo que sea que tenga que decirme sé que no es bueno, y por esa misma razón puede esperar un poco más.

— ¿Qué ha sucedido con Brooke anoche? —Pregunta luego de unos minutos de completo silencio.

La forma en que mencionó su nombre me pareció increíblemente afectiva. ¿Brooke? ¿Por qué no "el papá de Austin" y ya? Quizá estoy muy paranoico, pero la situación está comenzando a alterarme cada vez más.

— ¿Brooke? ¿Simplemente"Brooke"? —Solté con la voz cargada de sarcasmo mientras despegaba la frente de mis manos.

Su cara vuelve a adoptar el mismo gesto de pánico que todas las veces en que Brooke había sido mencionado.

— ¿O sea que lo conoces? —Insisto sorprendido, aunque muy dentro de mí sabía que había mentido cuando Austin lo preguntó primero.

— Ayden... No creo que sea el momento oportuno para hablar de eso.

— ¿¡Me estás tomando el pelo, mamá!? ¡¿Es verdad?! —Grito furioso mientras me pongo de pie—. ¿Qué diablos esconden con el hijo de puta de Brooke? ¿¡Te lo has follado!? ¿¡Es eso!?

Definitivamente no medí mis palabras y me arrepiento de inmediato.

Se para en seco al escuchar la estupidez que había dicho. ¿Mi madre con Brooke? Es imposible. No. Absolutamente no.

Mi Casualidad Eres TúWhere stories live. Discover now