Capítulo 5: Una petición un tanto curiosa.

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Sin máscara.

Capítulo 5: Una petición un tanto curiosa.

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Y cómo se había dicho a sí mismo, no acudió al entrenamiento. Aunque correr, de alguna manera siempre le había ayudado a mantener la mente como un lienzo en blanco, sin problemas, ni preocupaciones ni tensiones más allá de sus rencillas con Connor por la primera posición, ese día el correr sobre la tierra batida, sentirla bajo la goma de sus deportivos, no le aliviaba en lo más mínimo. Nunca quiso reconocerlo, pero ahora, veía claramente que los años más felices que pasó en el equipo de atletismo, fueron por aquella maldita y obsesiva competitividad con Di Pietro. Se sentía vivo al correr, junto a él. Cuando conseguía derrotarlo, el orgullo era infinito, ganar una medalla de oro en los juegos olímpicos no habría entrañado una felicidad muy distinta. Y cuando era Connor quien llegaba a la meta en primer lugar, era una razón, un incentivo para no rendirse bajo ningún concepto, para entrenar hasta la extenuación y después volver al campo de batalla con nuevas y renovadas energías.

Ahora que él ya no estaba ni estaría en el equipo, las ganas de seguir en él, se evaporaban como una gota de agua en el desierto.

La llamada entrante en su teléfono móvil le distrajo de sus pensamientos. Seguramente sería Rick, incapaz de lidiar con una novia obsesionada con sus notas. Quizá ella misma, quejándose de una incomprensión por parte de su novio que ni él mismo lograba comprender. Pero la llamada no era de ninguno de los dos. «Entrenador Arthur» se iluminaba en la pantalla, y quiso colgar el teléfono y apagarlo el resto del día. No lo hizo, eso solo habría provocado problemas.

- ¡Lahey, mueve el culo hasta aquí a la de ya! -La voz del entrenador sonaba realmente enfadada al otro lado del teléfono.

- Entrenador... hoy no me encuentro muy bien... -Y no mentía.

- ¿Me ves cara de que me importe? -prefirió ahorrarse el pequeño detalle de que, debido a que era una llamada telefónica, le era imposible el ver su rostro-. ¡Tengo que hablar contigo seriamente, chico! Así que ya estás viniendo aquí.

- Sí, entrenador. Estaré allí en media hora -murmuró resignado.

- ¡Qué sean quince minutos! -bramó el entrenador.

- Vale...

La llamada se cortó, y con ella su esperanza de poder dedicar el resto de la tarde a un muy merecido descanso, tanto físico como psicológico.

Veinte minutos después aparcó el todoterreno negro de su padre en una de las muchas plazas de aparcamiento libres destinadas a los alumnos de la universidad. La mayoría de las clases se impartían de mañana, así que el lugar a esas horas de la tarde solía estar muy poco transitado.

Como el entrenador le había hecho saber que tan solo quería hablar con él, no se molestó en cambiar su ropa ni llevar consigo el uniforme del equipo. Había decidido que esa tarde no correría, y eso haría. Esperaba que el entrenador Arthur no montase en cólera y le hiciese correr por la pista en vaqueros.

Cuando hubo entrado en la pista, caminó decidido hacia el entrenador. Los gritos de éste hacia sus compañeros del equipo ya eran audibles desde la otra punta de la pista, que no era para nada pequeña si la comparaba con el diminuto campo de fútbol al que solían dar vueltas en el instituto. Recordaba muy bien aquellos seis años de carreras desbocadas, con el corazón palpitando con fuerza en sus oídos y un sueño en su corazón. En aquel entonces soñaba con lograr acceder a una buena universidad y continuar corriendo, en el sentido más literal de la palabra, hacia sus sueños de medallas y tierra. Y ahora, cruel ironía del destino, añoraba aquellos años que se le hacían tan lejanos en su mente.

Sin máscara [Homoerótica/Gay/Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora