8| Polvos Flu✓

2.7K 175 24
                                    


De nuevo desperté dando un salto en la cama, sin querer le había dado un empujón a Ginny quien tan solo se quejó entre sueños y siguió durmiendo.

Era la sexta vez en la semana que despertaba a media noche, siempre sudorosa, con la respiración agitada y el corazón queriendo escapar de mi pecho. Me senté en la cama secando la fina cada de sudor que cubría mi frente, abracé mis rodillas y mire a Ginny durmiendo de reojo, en ocasiones deseaba ser ella, vivía sin preocuparse demasiado. No se tenía que preocupar por las diversas especulaciones que hacían y mucho menos temía que la arrebataran de su familia.

Arrugue la nariz y quite las cobijas dando un salto fuera de esta, el cuarto de Ginny era mucho más espacioso que el de Ron, también estaba mejor decorado y sumamente más aseado, sin embargo al lado de mi gemelo lograba sentir una indescriptible tranquilidad. Lo pensé un rato y salí de la habitación sin hacer mucho ruido, mis pasos eran temblorosos y evitaba hacer el menor ruido, gire el pomo de la puerta al cuarto de Ron y entre a este.

   —Ron —susurre picando su rostro. Un fino hilo de baba caía de su boca y recorría un camino que acababa en su cuello, tenía la boca entre abierta y soltaba uno que otro ronquido—. Ron —insistí picando su mejilla. Era la segunda vez que venía a su habitación para hablar de mis pesadillas.

   —¿Catherine? ¿Tuviste otra pesadilla? —me pregunto adormilado sentandose de golpe en la cama. Asentí aún temblando, no me gustaba despertarlo a media noche.

   —Lamento molestar... es solo que... me aterran Ron.

   —Tranquila, nada malo pasará —dijo Ron intentando tranquilizarme—. Vuelve a dormir —me pidió haciendo un campito en su cama y volviendo a acostarse.

   —Perdón Ron, no me gusta molestar —le dije acostandome a su lado, pero Ron jamás respondió, tan rápido como había despertado había vuelto a dormir.

Suspire decepcionada y me acorruque entre las cobijas de mi hermano. Aquello que había soñado no lograba salir de mi mente, era como si me desintegrara en los brazos de alguien que lloriqueaba y me pedía entre lágrimas que no me fuera, su voz era juvenil, similar a la de Percy. Día tras día el sueño se repetía, algunas veces me desvanecía y otras más recibía un fuerte golpe en el abdomen.

Acomode una mano bajo la almohada e intente alejar los malos pensamientos de mi mente haciendo el mayor esfuerzo por dormir. Hasta qué sin darme cuenta volví a dormir con tranquilidad.

   —Agh Catherine, debes... ¡Despertar! —me ordenó Ron quitandome las cobijas. Me hice bolita al sentir mi piel erizar por el frío de la mañana y mire a Ron de mala forma.

   —¡Es muy temprano Ron! ¿Por qué me quitas las cobijas? —le regañe tallando mis ojos con el dorzo de mi mano. Ron abrió los ojos sorprendido y negó varias veces.

   —¿¡Temprano?! Regina, son las once de la mañana —exclamo mirando a las afueras de su cuarto en espera de que nadie llegará.

Arrugue la nariz y me levante: —Como sea —dije bostezando.

   —Mamá nos regañara. Hoy iremos al Callejón Diagon —exclamo Ron asustado, y como si hubiera presionado algún botón, la energía invadió mi cuerpo dejando todo el sueño de lado.

   —¡Ay no! Debo arreglarme rápido —me alarme recordando que mamá había dicho con toda claridad que nos íbamos a las doce en punto—. Ni siquiera he almorzado.

Salí corriendo del cuarto de Ron sin importarme lo mucho que se reía de mí, como si me hubiera echo una famosa broma parecida a las que Fred y George acostumbraban hacer. Sin parar de correr al cuarto de Ginny choque con alguien que me tomo de los hombros y me miró confundido.

Mi Unico Propósito (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora