Ideas, Aceptación y llamadas.

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Ross se encontraba sentado en su cama. Estaba con las piernas estiradas, una sobre la otra mientras con sus manos sostenía la guitarra. Tocaba y cantaba. Riker se limitaba a observar en silencio.

You are good girl... —entonaba la canción que estaba componiendo para su adorada castaña.

—Me parece que cuesta castaña de tiene flechado —opinó Riker, sentado en su propia cama. Se había limitado a observar en silencio, pero como era un bromista, no podía soportar más el silencio.

—Ya te habías tardado mucho en interrumpir —Ross dejó la guitarra sobre su cama y observó a su hermano —. Es que hermano, hoy me di cuenta de algo y es... que... perdí la apuesta —confesó con un suspiró.

—Mm... vaya... —Riker rasco su cabeza sintiéndose un poco incómodo. Ross se sorprendió al no recibir burlas por parte de su hermano mayor —... es que yo también perdí la apuesta. Me gusta Vane... —susurró algo sonrojado, como un niño pequeño que tiene vergüenza. Solo por eso, Ross no se rió.

—Sinceramente no creó haber perdido algo —aclaró él menor poniéndose de pie —. Gané la posibilidad de poder cambiar mi destino, mi historia.

—¡Cierto! —Riker también se levantó, con decisión e hizo su mano derecha un puño que alzó al aire —. Yo conocí a una chica que es asombrosa y... ¡ya tengo la cita ideal planeada! —sonrió con orgullo.

—¿En serio? —Ross enarcó una de sus cejas, algo confundido. Aparentemente, Riker iba en serio.

Claro, más tarde te daré todos los detalles.

—...—

Cierta castaña se encontraba sentada en su balcón pensando en algunas cosas. Oh bueno, en él.

Y es que al principio, Ross había sido un engreído y un tanto grosero. Pero ahora... era muy tierno, amoroso, simpático. Ahora pasar tiempo con él era algo agradable. Y eso no tenía precio.

Su estómago gruño. Por lo que decidió que sería una buena idea bajar a comer. Se levantó perezosamente, estiró su ropa y comenzó a caminar por el pasillo, para bajar por la escalera. Se sentía un poco sola, ya que Vanessa no estaba con ella. Aunque seguramente se encontraría junto a Riker, ya que últimamente ellos son como uña y mugre, están siempre juntos —sin darse cuenta ese pensamiento la hizo sonreír. Su bebé estaba abandonando la timidez y eso la hacía sentir orgullosa—.

Al llegar al comedor, Laura se percató de que los alumnos tenían formado un círculo. Al acercarse un poco más, empujando a algunas personas, llegó al principio de éste y vio a Maia insultando a una chica bajita de cabellos negros, rizados.

Eres fea..., gorda..., enana...

Maia la insultaba y los que estaban presentes, en vez de defenderla se reían a carcajada limpia. La chica agredida contenía las lágrimas y mantenía sus manos apretadas como puños.

—No deberías estar insultando a nadie —Laura se posicionó frente a Maia. La aludida rodó sus ojos con cansancio —. ¡Eres tan mala con todo el mundo!

—¡Y tú eres tan metiche! —reclamó Maia.

—Prefiero ser metiche que ser como tú —Maia la estaba fulminando con la mirada. Si las miradas mataran, Laura ya estaría sepultada bajo tierra —. Tú eres una chica que se cree mucho más de lo que realmente es, y eso no vale la pena. Nadie debería permitir que lo humillen.

Un amor de ensueño.Where stories live. Discover now