Alas Rotas. [KageHina, Haikyuu!!]

Sol Apagado.

Llegó un día en el que, simplemente, no tuvo ganas de levantarse.

En el que, todo le era pesado.

Pero, no había todo. No había nada.

Llegó el momento, en el que el pequeño cuervo, no volvió a intentar volar.

Sus alas estaban rotas. Eran inservibles.

Y él, por consiguiente, no valía para nada.

O al menos, eso pensó.

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Sonó el despertador, pero, hizo caso omiso.

Sus padres y su hermana perqueña estaban fuera debido a que su tío por parte de padre había caído enfermo, de modo que tuvieron que ir a Okinawa durante un tiempo, dejando a Hinata en casa con motivo de que no perdiera clases.

Aunque vistas las circunstancias, hubieran hecho mejor llevándoselo con ellos.

"¿Para qué sirves, si no eres capaz ni de rematar tan siquiera?".

Todo fue por el último partido.

Y por sus estúpidos sentimientos que nunca debieron existir, para empezar.

Y es que, efectivamente, no dio una. Ni un sólo golpe acertado.

En condiciones normales, no le hubiera afectado tanto. Es más, siendo como él es, se habría llenado aún más de energía, prometiéndose mejorar.

Pero, no se dieron éstas. Lo que sucedió, fue ajeno al voleibol, y a pesar de eso, le alejó del deporte y de su vida miserablemente, de un plumazo.

- "¡¿SE PUEDE SABER QUÉ TE PASA, IMBÉCIL?!"- la voz de Kageyama aún resonaba en su cabeza, como si estuviera en bucle.

-"SI YA NO ERES CAPAZ NI DE REMATAR, ¡¿ENTONCES PARA QUÉ DEMONIOS SIRVES, SI PUEDE SABERSE?!"- la mirada el más alto llena de rabia, sus ojos llorosos y la fuerza con la que le sostenía por el cuello de la camisa. Aún podía sentirlo.

La forma en que lo soltó con brusquedad y le dejó caer.

Todo.

Se acurrucó bajo las sábanas, tratando de mantener la mente en blanco sin resultado.

Al no conseguir nada, se limitó a cerrar los ojos y tratar de dormir, dejando el día pasar.

Como ya había hecho los tres últimos.

Como pensaba seguir haciendo.

A fin de cuentas. Él ya no podía volar, tenía las alas rotas.