Unmei datta no ka na

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Datos:

Título:運命だったのかな。

Unmei datta no ka na.

Me pregunto si estaba destinado

               Autora:Kawano Sora  河野ソラ

Correctora:Kami

Año: 2014

Todos los derechos reservados.


運命だったのかな

La cafetería estaba llena de gente y adornos navideños. Los abrigos se apoyaban como una retahíla entre los asientos y de los tazones de los clientes salía un agradable aroma de chocolate y café. El lugar era algo ruidoso, sin embargo, no dejaba de tener su encanto debido a su tamaño pequeño y muebles de colores marrones claros. Dentro de la ciudad de Tokyo, un lugar así era casi un refugio para los transeúntes que se atrevían a pasear por las calles frías y nevadas.

Kou, sentado en una mesa para dos y acompañado de su gran abrigo, le daba vueltas a su taza de café mientras alzaba la mirada de vez en cuando, observándolo todo a través de sus anteojos de pastas negras. “Ocho meses, treinta y dos semanas, doscientos veinticuatro días y quinientos cafés…”. Le gustaba más contarlo a través de los cafés… quizás porque de esa manera sonaba más romántico. “Patético… totalmente patético”.

Era el segundo café que se pedía. Pero lo cierto es que incluso se le estaba pasando por la mente la posibilidad de pedir otro más. De esa manera, tendría la excusa perfecta para hablar con él de nuevo.

– ¡Sakurai! ¡Trae por aquí uno de esos pastelitos! –Gritó un cliente justo detrás de Kou.

– ¡Sí! ¡Ahora mismo, Satou-san! –Contestó el joven desde la barra.

Kou se le quedó mirando por encima de sus anteojos. “Sakurai Junpei. Posiblemente, el chico con la sonrisa más bonita de este mundo”. Agachó la cabeza cuando pasó por su lado, dándole un buen sorbo a su café caliente. “Y, posiblemente también, el último chico que se fijaría en mí”.

Lo cierto es que, incluso antes de que la cafetería abriese, Kou ya se sentía intrigado por el local que estaban reformando. La calle era la misma donde está el edificio en el que trabaja, por esa razón, pasaba por delante de la tienda cada día. Antes de la cafetería, el lugar había albergado una horrible tienda de segunda mano de electrónicas y, fue por esa razón que, en la inauguración, Kou quedó fascinado por el cambio. La horrible tienda vieja y sucia había dejado paso a una preciosa cafetería estilo occidental, con bonitos ventanales que guardaban macetas de flores y cortinas de cocina a cuadros. Los tonos blancos y azulados tanto de fuera como de dentro le daban un toque de época victoriana londinense. El chico que hubiese diseñado la cafetería debía tener un gusto exquisito, había pensado Kou cuando dio los primeros pasos a través de la puerta.

De ese momento habían pasado ya ocho meses, treinta y dos semanas, doscientos veinticuatro días y quinientos cafés…

Kou apretó más la taza, impotente. Aunque llevaba yendo ahí cada día, sin saltarse ni uno solo… ni siquiera se atrevía a decirle algo diferente a su platónico encargado a parte de: “un café, por favor”.

Ocultándose entre sus ropas anchas y sueltas, Kou se dejó caer en su asiento, sintiéndose tan pequeño como una hormiga. Su pelo, abundante y negro, le caía por la frente sin ningún orden. “¿En dónde queda esa valentía infantil que nos caracteriza cuando somos niños…?”, pensó mientras se agarraba un mechón. “Aunque creo que ni siquiera de niño llegué a ser valiente…”

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⏰ Última actualización: Jan 12, 2014 ⏰

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