Mi vida siempre fue a base de mi físico, no había chica que no se fijara en él antes de mi personalidad, y al conocerla se decepcionaron, que estúpido.
Con base de tropiezos y fallas conocí a mis ahora mejores amigos, ellos nunca se fijaron en mi físico ni estaban conmigo solo por eso, ellos realmente me apreciaban por mi extraña personalidad y realmente lo agradecía.
Como regreso de vacaciones me dirigía al colegio, mis amigos esperaban en la entrada peleando por ver quien primero conseguía chica para el baile de bienvenida, y por si me conocieran, ellos buscaban por mi.
- ¡Hey Víctor! -la chillona y escandalosa voz de la chica mas famosa del colegio se escucho detrás de mi, yo por no ser descortés la salude con la mano de lejos. No quería estar cerca de ella, y mas por lo loca que estaba por mi.
- Aun me pregunto, ¿por que demonios no le dices que si a esa hermosura? ¡Mírala!, parece sacada de una revista Playboy -mi amigo Ryan, el mas idiota de nuestro grupo de amigos, siempre hablando de mi soledad- Yo que tu le decía que si para todo hermano -este se relamía los labios, tal vez imaginando una atrocidad con la susodicha Ann.
De otro lado se encontraba Lance, un chico inteligente y mas apuesto que el anterior. Todo lo contrario a Ryan.
- Hey amigo! -nos recibimos con los puños- Note que desde que llegaste robaste toda la atención de las chicas, campeón -dio un pequeño golpe a mi hombro felicitándome.
- Lo ves Lance, el tiene a las chicas locas y jamas eh visto que este detrás de una, ¡esta loco! -dijo el chico de menos de uno setenta observando a las chicas.
- Si al menos a ti te hicieran caso, con esa cara de depravado nadie se te acercaría Ryan, y mucho menos yo -dijo con un tono de burla Lance.
- Ya chicos, que las clases comienzan y ni siquiera vimos las listas de nuestras aulas -dije para adentrarme por la enorme puerta de aquel lugar.
Como era de esperarse, miles de chicos igual de estresados que yo por encontrar las listas corrían de un lado a otro causando un tremendo alboroto por los pasillos.
Mientras caminaba preguntaba a los docentes, pero estos simplemente me ignoraban y seguían sus caminos sin mas.
A lo lejos divise una chica corriendo hacia mi dirección, con la vista perdida volteando a todos lados, y en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba chocando contra mi, y así caí al suelo con ella encima mientras buscaba sus lentes.
- ¿Lo siento? -dije para llamar su atención
- Perdóname, estaba buscando las listas, las encontré, me di cuenta que ya era tarde y empece a correr hacia mi salón asignado -dijo aquella chica castaña aun buscando sus anteojos- ¿Podrías..?
Le cedí sus lentes y esta se levanto del suelo, para después ayudarme a levantarme también.
- Tranquila, esta bien. ¿Tu nombre es..?
- Dalia, un gusto -me extendió la mano
- Víctor, el gusto es mio -recibí su saludo- Entonces.. ¿encontraste las listas? -necesitaba saber donde se encuentran.
- Si, están al final del pasillo -señalo el lugar- Puedo acompañarte si quieres -me ofreció a lo que accedí, ya no quería perderme como mis amigos.- ¿Y vienes solo, o con amigos?
- Vengo con un par de idiotas, los cuales se perdieron y no se donde estén -reí al pensar que estarán haciendo- Pero bueno, ¿y tu?
- Estoy sola, soy de otra ciudad -abrazo los libros que llevaba entre sus brazos- De Francia para ser exactos, vine de intercambio de escuelas -me sonrió de lado e hice lo mismo.
- Llegamos al final -dije para buscar mi nombre en aquel papel- Salón A-lll...
- Oh vaya!, el mismo que el mio, genial -sus ojos tenían un brillo al ver las listas. Por un momento cambiaron y me miraron- Pordrias... ¿sentarte a mi lado por los primeros días?, no quiero parecer un bicho raro por estar sola -dios mio, esta chica era demasiado inocente, daba la sensación de querer protegerla.
- Por mi no hay problema -le sonreí y ella rió, me extrañe un poco.
- Tus ojos! -señalo mi rostro- Son tan lindos, ¡se cierran por completo cuando sonríes de esa manera! -se dio cuenta de que me señalaba y se sonrojo por completo, esta empezó a disculparse por aquel acto.
- Tranquila, esta bien. -y así nos dirigimos a nuestro salón.
El timbre de entrada sonó, por suerte ya nos encontrábamos en nuestros lugares por elección, a lo que Dalia estaba feliz, esta chica tiene un aura muy alegre y colorido.
Todos mis próximos compañeros terminaron de entrar al aula, y así comenzó la clase.
Cada uno se fue presentando, diciendo sus gustos, edad y procedencia. Cuando fue mi turno, Dali, así la apode por cariño rápido que le empece a tener. Centro toda su atención en mi, al igual que todas las chicas.
- Víctor Whale, por favor, díganos lo correspondiente -dijo el profesor de álgebra, un tipo buena onda, anteojos y con un diente de plata. De una edad no pasada de los sesenta.
- Claro. Me gusta practicar baloncesto, natación, entre mas cosas que si quieren saber tendrán que preguntarme personalmente -dije con una sonrisa de lado- Soy de España, Barcelona para ser exactos, y tengo dieciocho años, recién cumplidos su señoría y presentes -tome asiento y todos comenzaron a susurrar. Supongo que sobre mi, siempre sucedía a cada lugar que iba.
Transcurrió un rato mientras cada alumno se presentaba y llego el momento de Dalia.
- Y por ultimo, Dalia Zoen
Ella se levanto de su asiento sin problemas y yo tome mejor posición para apreciar cada movimiento que hacia.
- Si. Pues, me gusta escribir, dibujar y leer. Soy parte de una orquesta en el teatro, los invito por si gustan a ir -tartamudeaba de vez en cuando, tomo aire y prosiguió- Vengo de intercambio y...
- ¡Ah!, así que tu eres la alumna de intercambio, la chica mas inteligente del colegio que se encuentra en Francia, ¿no es así? -el profesor le sonrió a Dali, y esta solo asintió.
- Así es, como decía, soy de Francia y tengo diecisiete años, a unas semanas de los dieciocho -al terminar la ultima frase de manera rápida tomo asiento y cubrió su cara con sus manos.
Las clases continuaron hasta que ya era hora del descanso, le di una mirada rápida a la chica que tenia a lado, sus expresiones eran las mismas después de su presentación, así que intente animarla.
- Ese profesor no sabe callar la boca, ¿verdad? -Dali solo asintió- Hay que ir a la cafetería, tengo hambre y supongo que tu también -ella se levanto y me miro, sus ojos tomaron un brillo después de lo que dije.
- ¡Vamos!, ¡quiero ver todo el colegio! -me tomo del brazo y casi arrastrándome por los pasillo me guió a la cafetería.
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El Encuentro De La Chica De Mis Sueños
Teen FictionVíctor un chico de 18 años esta en la búsqueda de su primer amor, que por ciertas circunstancias le es imposible encontrar a la chica indicada. Acompaña a Víctor en su búsqueda interactuando con el cada capitulo, dejando en los comentarios como cree...