Parte única

540 71 6
                                    


Chuuya tan sólo era un niño cuando le dijeron que, a ese ritmo, acabaría por perder algo importante para él, y tardó mucho en entender el profundo significado que se escondía detrás de ese cliché aparentemente simple. Una de las primeras cosas importantes que Chuuya recuerda haber perdido es su sombrero, en un día frío y tranquilo de noviembre. El viento soplaba con una fuerza realmente potente, llevándose así un consistente montón de hojas consigo. Sin embargo, parecía que Chuuya estaba demasiado ocupado concentrándose en agarrarse al kimono de Kouyou-nee como si le fuera la vida en ello, buscando un refugio.

Ese día era importante para la Mafia, ya que su jefe iba a presentar al nuevo integrante que se les unía. Cuando el rumor acerca del nuevo miembro de la Mafia llegó a los oídos de Chuuya, este no se imaginó que se encontraría con un chico joven, alguien de su edad. Según lo que había oído de Kouyou-nee y Mori, el recién llegado se llamaba Osamu Dazai, y parecía ser alguien... misterioso. De todas formas, no era como si pudiese quedarse quieto mirándolo fijante como había estado haciendo durante los últimos minutos, puesto que el viento cada vez soplaba con más y más ímpetu. Ante eso, el sombrero de Chuuya voló violentamente de la cabeza de su dueño, yendo lejos de su alcance.


—¡Te dije que vigilaras, Chuuya! ¡Siempre estás perdiéndolo todo! Si segues así, acabarás solo, sin nada que proteger, sin nada que te pertenezca. —dijo Kouyou-nee, toqueteando el pelo rojizo de Chuuya. Mori se limitaba a asentir, sin siquiera molestarse en hablar. Quizá tenían razón. Quizá Chuuya ni siquiera servía para tener un sombrero, quizá era un ser humano inútil sin control alguno sobre nada, y por eso tal vez lo mejor sería que se rindiera de una vez. No necesitaba ese maldito sombrero, después de todo.

—Te ayudaré a buscarlo. —afirmó el muchacho moreno; su voz sonaba algo inexpresiva y sosa, aunque se podía identificar un atisbo de determinación y seriedad en sus palabras.

— ¿Qué narices has dich-? —Chuuya no terminó su frase ya que justo en cuanto se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo, Dazai se le había acercado. Acto seguido, le cogió de la muñeca y empezó a correr con él, lejos de Kouyou-nee y Mori.

Mientras corrían, los ojos azules de Chuuya estuvieron todo el rato abiertos de par en par, pero, sobre todo, iluminados. Podía sentir una curiosa sensación que se apoderaba de todo su cuerpo mientras Dazai seguía aguantando su mano con fuerza. Estaban corriendo sin parar, como si estuvieran persiguiendo aquello más importante que existía. Al final se cansaron y decidieron que, por su bien, necesitaban parar. Fue entonces cuando llegaron a un parque solitario; nadie estaba allí y el viento seguía soplando con insistencia, meciendo los árboles y amenazando con llenar el suelo de hojas.

—¿Qué narices fue eso? —murmuró el pelirrojo intentando recobrar su aliento. Es que, joder, acababan de alejarse del jefe de la mafia y de una ejecutiva así de la nada, sin decir una palabra. ¡Y todo para ir a buscar un maldito sombrero! ¿Cuáles eran las intenciones de Dazai?

—Si pierdes algo, tienes que ir a buscarlo. Simplemente sígueme y encontraremos tu sombrero. Mis estrategias nunca fallan.—constató Dazai con un deje de diversión en su voz a la par que le dedicaba una sonrisa horriblemente cegadora a Chuuya. Esa sonrisa no tenía nada que ver con esa oscura pero interesante expresión que había contemplado antes. De alguna forma, la combinación de esa sonrisa que no hacía más que hipnotizarle, esos ojos sorprendentemente cálidos y, por encima de todo, esa mano aún posicionada con insistencia en la muñeca de Chuuya, hacía que el pelirrojo se sintiera extraño. Aun así, no era una sensación desagradable.

—¿Estás seguro? Ni siquiera sé durante cuántas horas hemoso estado corriendo, pero yo no veo el sombrero, listillo.—le espetó el pelirrojo a Dazai, sintiéndose con algo más de confianza. ¿Cómo podía ser que se sintiera así si justo había perdido algo importante para él? ¿Cómo podía sentirse así con un extraño? Sí, un extraño que se había atrevido a dejar plantado a su jefe para buscar un sombrero. Su sombrero.

Losing is fine if it's with you. It's not if you leave, thoughDonde viven las historias. Descúbrelo ahora