El Hombre Alto

Uno

Esta maldita cosa me está matando día con día, no comprendo como todo esto resulta ser demasiado complicado incluso para ser un pueblo tan pequeño, no hay muchas personas en este desgraciado campo y aun así no consigo dar con el correcto, con el que ha causado todo este revuelo llenando esta pequeña comunidad en terror y misterio, el tonto que ha causado que mis vacaciones se convirtieran en una búsqueda personal por encontrar al imbécil, a aquel que aquí le llaman "El hombre alto", aquel que seguro es un asesino en serie el cual la policía no investiga porque son unos perezosos buenos para nada, lo cual no me extraña; ninguna pista, solo unas malditas notas y fotos es todo lo que hay, cada video que he grabado no muestra nada, ni si quiera una triste sombra en la lejanía del lúgubre bosque que he visitado noche con noche esperando una respuesta. Siete notas, siete notas son las que he logrado reunir en mis visitas al bosque, pero siempre han estado rodeadas de misterio, carajo, lo último que me faltaba ocurrió ayer en la noche; la cámara se estropeo justo después que encontré la última nota. Bien, que lo poco que me queda en la cinta de la grabadora se acabará pronto, me largaré de aquí y olvidare todo cuando el último segundo de grabación termine, no me importa un demonio si no consigo averiguar nada. Solo revisaré esas malditas grabaciones una vez más. Comenzaré como siempre por está, el día empezó esta locura.

-¿Cómo estamos he? Supongo yo que bien ¿Qué tal es el futuro es Albert? Supongo que estás viendo las grabaciones de estas magnificas vacaciones de camping verdad, bien me alegro mucho que nos hayamos divertido tanto con Erick para estar reviviendo viejos recuerdos de este verano.

Cuanta ingenuidad de las "Vacaciones" que tendría, pobre tonto; Albert, no recordaba mi propio nombre, todo este desorden mental que me he causado ha hecho que me olvide de cosas sin importancia, Erick... bueno espero que Erick esté bien donde esté.

-Wow Albert esto será emocionante –Dice Erick en el video- no puedo creer que por fin los hermanos Graves vayan de camping.

-Tenlo por seguro pequeño, esta será una gran aventura que jamás olvidaremos –y vaya que por lo menos yo no pienso en este momento.

Eran casi las doce de medianoche, empecé a ver los videos de nuevo, ya tenía decidido largarme a primera hora en la mañana del día siguiente, por un demonio, me gustaría buscar a Erick pero supongo que es en vano.

La primera grabación fue hace seis, siete, nueve días; no lo recuerdo muy bien y en esos días ocurrieron cosas que estuvieron fuera de lo normal, o eso creía Erick. El pequeño Erick, un chico de dieciséis años el cual se emociona por un camping, un tonto camping el cual ha hecho que todo lo que conocía sobre mi cordura se aleje.

-Estamos en la primera parada en frente de esta pequeña gasolinera, llenando el tanque por supuesto, pero también llenándonos de golosinas para el camino.

Esa gasolinera, esa maldita gasolinera; por Dios por qué tuvimos que llenar de nuevo el tanque de gasolina ahí, seguro no nos hubiésemos quedado en el pueblo de no haber sido por la historia que escuchamos.

-¿Qué compraremos Albert? –Pregunta Erick- yo quiero unos dulces y algo de beber.

-Seguro que si campeón, solo veamos que podemos comprar en esta pequeña gasolinera.

Nos encontrábamos a más de cinco horas de camino para poder llegar al sitio del camping y eran las cuatro de la tarde, no creí que por pasar al supermercado por unas cuantas latas de comida nos llevara mucho tiempo, en especial porque la maldita tarjeta no servía y me toco regresar a casa por un poco de dinero suelto y pasar al banco a arreglar el asunto de la tarjeta, eso nos llevó tres horas y terminamos saliendo a las doce del mediodía, por Dios; estoy seguro que si ninguna tontería hubiera pasado ese día lo más probable es que estuviéramos en casa contando a nuestros tíos el viaje que tuvimos, el genial campamento de cinco días de los hermanos Graves, pero en lugar de eso me tocará contar la historia de un loco en traje y explicar que paso con Erick, cosa que ni siquiera yo sé.