➳ I just wanna use your love ...

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La llovizna de las primeras horas del día empezó a amainar a éso de las cinco o seis de la tarde. Quedó en sólo el ligero repiqueteo de la brisa que caía a esas horas sobre las aceras de los fraccionamientos. Los autos pasaban con velocidad, viéndose como un manchón sólido de color al echar un vistazo. A pesar de todo, era una noche tranquila, bonita y para quedarse en casa, bebiendo café, chocolate o algún brebaje cálido.

Y en lugar de éso, Minho estaba sentado en la barra del Queen Of Seoul; perfumado, perfectamente peinado, vestido con su mejor traje y con los ojos fijos en la puerta de madera del recinto, esperando a una sola persona.

La única persona de la cual se podía enamorar imposiblemente. La persona de la cual se enamoró, a sabiendas de que tenía dueño. Dueña. Y, para hacerlo más irónico, la dueña de su amor imposible era la mujer que más quería en el mundo después de su propia madre: su hermana, Minjung.

Ahí estaba Minho, con los nervios de punta, después de haber recibido un mensaje de él.

"¿A las ocho en el QOS? Estoy muy aburrido y creo que me puedes ayudar a entretenerme un rato. ¿Te apuntas, Choi?"

En cuanto recibió el mensaje de texto, corrió a terminar sus trabajos diarios para poder tener la excusa de irse a casa y, en lugar de éso, ir a reunirse con Kibum.

Con el prometido de su hermana.

Con su mejor amigo.

Con su cuñado.

El aroma a alcohol caro y cigarrillos baratos inundaba el lugar. La luz estaba baja, perfecta para aquellos que buscaban ir ahí simplemente a mantenerse aislados del mundo. La música era lenta, sensual, llenaba los oídos de los clientes sin ser invasiva. Justo a la mitad de un solo de batería en una canción, la pesada puerta principal se abrió y Kim Kibum apareció en todo su esplendor.

Un sombrero negro y ancho coronaba su cabeza recién teñida en tono castaño, sus ojos miraban casi con superioridad el local y su boca se curvó provocativamente en una sonrisa cuando notó a Choi Minho, su futuro cuñado legal, sentado en un banco junto a la barra.

Rápidamente se sentó junto a él y pidió un whiskey, el menor sonreía como un imbécil mientras lo recorría con la mirada de pies a cabeza. Pasó sus ojos por su cara preciosa, por sus hombros ligeramente anchos, por sus piernas entubadas en esos jeans del infierno y por sus manos grandes y delgadas que se cerraban en torno al vaso de cristal.

—Minho. —Dijo Kibum con la sonrisa más felina del mundo bailoteándole en los labios. — ¿No tenías trabajo? No quiero que andes faltando a tus deberes sólo por reunirte conmigo un rato.

El alto no dijo que faltaría a cualquier cosa con tal de reunirse con él. Total, ya le estaba faltando el respeto a la relación que mantenía con su hermana. ¿Qué más podía manchar con su desnaturalizado afecto por Kibum?

—Para nada. Ya había terminado cuando me mandaste el mensaje. —Mintió. Con todos su blancos y perfectos dientes de comercial. Mintió mientras en su corazón ardía una llamita que se encendía cada vez que Kibum le sonreía de esa manera. — ¿Quieres que vayamos a algún lugar? ¿O prefieres quedarnos aquí?

Minho pensó en lo mal que se veía esa conversación a los ojos de cualquiera que no los conociera: un par de homosexuales hablando en clave para ir a tener retorcido sexo prohibido en un hotel de cuarta. Claro, en su mente todos pensaba éso de él. No había sido fácil salir del clóset a los dieciocho, convencido de que el amor de su vida le correspondería.

Use Your Love ✎【 MinKey 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora