«Ella está loca, pero es mágica. No hay mentira en su fuego». (Bukowski)
Un antiguo castillo en calma... Si las paredes hablaran contarían infinidad de historias; algunas acabaron y otras se siguen desarrollando bien, con el ruido de la multitud de alumnos inundando el castillo de vidas curiosas, otras se cuentan en silencio de forma triste, con llantos, conflictos de adolescentes, castigos y lo peor, con la mancha de la guerra impregnando también las mismas paredes. Hogwarts era un corazón latente y esa noche soportaba una fuerte tormenta primaveral, pero se mantenía firme y majestuoso por mucha lluvia y truenos, imperaba sin embargo la tranquilidad. Todo el mundo dormía.
Bueno, casi todos...
Esa noche a la joven Luna Lovegood le tocaba ronda de Prefecto. ¿Quién se lo hubiera dicho un par de años atrás? Prefecta... El puesto nunca le había atraído lo más mínimo en toda su estancia en el colegio, pero lo veía necesario y respetable como cualquier otro oficio para ayudar a los alumnos, y se sorprendió cuando recibió la carta en verano. Se dijo a sí misma que podría ser una buena experiencia para ese último curso escolar, además de que con ello su expediente académico mejoraría.
Necesitaba tener más distracciones ese último año. Sus amigos se encontraban ocupados en muchos asuntos personales: Harry, Ron y Hermione, aunque estaban un curso por encima de ella, ya no cursaban las mismas materias que el resto de sus compañeros y se dedicaban a hacer diversos trabajos y visitas para el Ministerio, que se reconstruía tras la guerra; Neville también había sido nombrado Prefecto, con la añadidura de ser ayudante en prácticas de Herbología, de todos era al que más veía debido a las reuniones con el resto de Prefectos de las demás casas; y Ginny estaba centrada en el Quidditch como nueva capitana, los fines de semana iba al campo a entrenar unas horas extra debido a que ese año venían seleccionadores de la federación al colegio. Por todo ello, los amigos se veían menos esos últimos meses, compartían algunas clases y comidas pero el tiempo parecía que les consumía. Todos tenían su ajetreo y su vida reconstruida. Pero ella necesitaba en su interior algo más. No terminaba de saber qué era. Lo único que quería era que el tiempo no se le escapase de entre las manos.
Ya nada era lo mismo. Hogwarts se lavaba la cara tras la guerra y también lo hacían sus alumnos.
A pesar de la bella tormenta que contemplaba a través de los ventanales del castillo, todo lo que la rodeaba era la calma... Tediosa calma... Había despertado al mundo tras la lucha y no quería que la emoción en su vida se apagase de nuevo. Era una bruja, tenía mil planes pendientes por llevar a cabo, sobre todo al salir de Hogwarts, y por aburrido que pudiera parecer en el fondo el trabajo de Prefecta de Ravenclaw quería aprovechar el año sacándole partido a todo, aunque pareciese monótono.
Carpe diem, y cambio de perspectiva con muchas cosas.
Todos esos pensamientos rondaban por su cabeza mientras caminaba a paso lento, recreándose en contemplar los retratos en los pasillos tan familiares ya para ella, con la varita encendida y jugueteando con su inseparable collar de corchos.
Estaba buscando algo... Podría decir que era en realidad una extraña sorpresa se le empezó a aparecer por esos pasillos desde hacía un tiempo. Entró en ese momento en un corredor amplio ya sin cuadros del cuarto piso y en su interior la chica sabía que pronto se despertaría en ella esa sensación de adrenalina... Tan solo unos pasos más, cruzar el pasillo y...
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Magnetismo (Druna)
FanfictionDos polos opuestos encontrados bajo la tormenta a medianoche.