CAPITULO 1

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-Como que hasta dentro de unas semana?- le grite a mi madre

Estaba histérica, viajar hasta dentro de una semana a los estados unidos sería lo peor.

-tranquila, el avión sale el domingo y llegaras a las ocho- dijo Daisy intentando calmarme, era la mayor de las tres de mis primas que habia ayudado con mi transformación

-pero el lunes es el primer dia! Joder, que no voy a llegar!-

-Emma!- me grito mi madre y rodé los ojos

-pues que papa te lleve, les explique la situacion, podrías descansar un rato e ir despues del almuerzo-

Mire a Natalia, me miraba sonriente, a ella no le importaba mucho la escuela desde que la habían adelantado un año y justo ahora estaba en su año sabático antes de la universidad. Maldita.

-no es como si me quedara de otra- murmure y me senté junto a mi mama en el sofá de gamuza que era demasiado cómodo para no ser una cama.

Pase toda la semana intentando imaginar como reaccionarían los chicos cuando me vieran bajar del avión, fue dos días antes de marcharme, cuando armaba mis maletas que pasaron de ser dos a ser cuatro, que me di cuenta que ellos estarían en la prepa cuando yo llegara, así que mis nervios por llegar se disiparon un poco.

Sabía que no me reconocerían, porque varias de mis tías que no vieron cómo iba avanzando toda la cosa no me reconocieron al mes, pero me dolería bastante si a ellos no les gustaba todo esto.

Habia hablado con Liam varias veces, pero mi mama me habia hecho firmar un estúpido contrato para que no les dijera nada ni a él ni a nadie, mi papa sonaba feliz cuando hablaba con el pero mi hermano me decía que me extrañaba un montón.

Oh, sí, olvide mencionar que tengo un gemelo. Bueno si a un chico que es treinta centímetros más alto que tú, que es totalmente diferente en cuanto a personalidad, con músculos por todas partes por pasarla en el gimnasio todo el tiempo y que en lo único en lo que nos parecíamos era en el cabello y el color de piel. Entonces sí, Liam es mi gemelo.

Yo era totalmente opuesta a él, empezando por la diferencia de alturas, yo habia sacado todo a mama y el todo a papa, así que sus ojos eran de un café claro mientras que los míos eran de un verde claro. Toda yo era delgada, no en el sentido de delgada-porque-no-come sino en el sentido de tengo-un-gran-metabolismo-y-además-hago-ejercicio, así que lo único que yo veía en mí que tambien encontraba en él era mi cabello castaño, pero ahora que lo tenía grafilado y planchado la mayoría del tiempo, sentía como que ya no habia muchas similitudes entre nosotros.

-los pasajeros del vuelo 027, california, estados unidos, favor de pasar a la puerta cinco-

Cerré el libro cuando la voz termino su anuncio, habia hecho un discurso completo, diciendo lo mismo en otros tres idiomas además del inglés. Me puse de pie, tambaleándome un poco al olvidar que mis hermosos botines tienen tacón, y mi madre me abrazo.

-oh, mi niña, cuídate mucho y llámame llegando-

Beso mi mejilla y asentí

-y cualquier emergencia de moda- dijo Andrea, mi otra prima que habia sido cómplice en esto, ella era la experta en moda, le dio un empujón con las cadera a mi mama y me abrazo, -llámanos-

-mejor que sea un video llamada- dijo Natalia y tambien me abrazo

-totalmente, y aunque no sea una emergencia tienes que llamarnos una vez por semana, y antes de cualquier cita- Daisy se unió al abrazo y reí

-lo prometo chicas, pero si ese avión me deja moriré, les llamo cuando llegue a casa-

Mi mama se unió al abrazo, nos quedamos un momento así y luego nos separamos y me acompañaron hasta la puerta cinco

-las extrañare- les dije y les sonreí, mala idea pensé despues.

Se lanzaron sobre mí, volviendo a abrazarme todas juntas de nuevo. Alguien detrás de mí se aclaró al garganta y todas nos las arreglamos para voltear la cabeza y ver a un guardia de seguridad mirándonos.

-bien, cuídate mucho y saluda a tu padre y a Liam, de nuestra parte corazón-

Asentí y le mostré mi boleto a la azafata, asintió y marco algo en la computadora y me dejo pasar.

Sería un largo, largo vuelo.

Siempre fui chica, idiotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora