La ira.

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La ira.

Pro 14:29 ¨El lento para la ira tiene gran prudencia, pero el que es irascible ensalza la necedad¨.

1. El conocimiento de si mismo.

Conocerse a si mismo es la gran ciencia. Una vez le preguntaron a Tales, uno de los siete sabios presocráticos,¨¿qué cosa es difícil? respondió: El conocerse a si mismo¨. Un aspecto de nuestro conocimiento es la psicología, que incluye las emociones; los griegos tenían a la entrada del templo de Apolo, la inscripción que rezaba Conócete a ti mismo, por supuesto, estaban errados en cuanto a que Apolos era un dios, pero estaban en lo correcto al pensar que la Divinidad nos daría el tan ansiado conocimiento de si mismo.

Como es natural, queremos saber ¿quienes somos?, ¿porque nos comportamos como lo hacemos?, etc; este querer saber es una profunda necesidad humana, nos sentimos incompletos sin ello y solo conociendo a Dios podemos conocernos a nosotros mismos, porque de el procedemos, 1Co 8:6 ¨sin embargo, para nosotros hay un solo Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas...¨. Como es obvio, el fabricante de un auto, sabe todo lo relacionado a el, asimismo Dios que nos creo sabe todo lo relacionado a nosotros y más. Conocemos pues que somos seres espirituales racionales, emocionales y volitivos que vivimos en cuerpos, y que somos creados a la imagen y semejanza de Dios. Toda investigación humana debe partir del conocimiento de Dios, pues, como dijimos mas adelante, de Él proceden todas las cosas. El creo la materia, las matemáticas, la física y la química, etc. Así que nos convertimos en grandes preguntadores, para hallar la verdad sobre nosotros mismos. Nacemos ignorantes y vamos adquiriendo conocimiento por medio de la experiencia y la enseñanza, como escribió San Alberto Magno: ¨toda ciencia es doble: especulativa y experimental¨. Así que aprendemos de nuestras emociones experimentadolas y especulando,¨la especulación, dice Ferrater Mora, es un verbo que designa la acción de observar desde una altura y significa escrutar algo atentamente¨. La inmensa mayoría de los seres humanos que sienten pero no se comprenden, es por falta de especulación, no se observan escrutándose a si mismos; entonces nació la psicología, que es el estudio o ciencia de nuestra alma.

Como ciencia es buena, siempre que no pretenda ser la salvación del hombre. Quedo demostrado que la ciencia no puede salvar el alma del hombre, solo el evangelio de Jesucristo salva al hombre, una vez aclarado esto, proseguimos nuestra reflexión; observamos en nosotros emociones simples, como cuando sentimos afecto natural hacia un pariente, y emociones complejas, como cuando envidiamos a alguien con enojo. Vemos entonces que el conocimiento de nosotros mismos es necesario, sobre todo para saber vivir bien.

2. Saber lo que sentimos.

Es muy importante saber lo que sentimos, las personas que están desconectadas de sus emociones no funcionan bien, se desconocen. Algunas personas que odian a alguien o a algo o sencillamente se odian a si mismas y no lo saben, no pueden vivir sanamente, y no será sino hasta que reconozcan que odian que sanaran. En psicología se llama represión al:¨ Mecanismo de defensa mediante el cual la persona relega a lo inconsciente las ideas o impulsos amenazantes¨(Enciclopedia de problemas sicológicos, de Narramore). Así es como reprimimos sentimientos como el miedo, la ira, y luego no sabemos como nos sentimos, y lo hacemos por que les tenemos miedo. El doctor Henry Cloud en su libro Cambios que sanan dice: ¨Muchas personas ocultan sentimientos, negativos de enojo, tristeza y temor. Estas personas no pueden soportar lo bueno y lo malo porque nunca han procesado estos sentimientos negativos, por lo que sufren de muchos problemas, tales como temor a las relaciones, depresión y ansiedad como resultado de ello. Los sentimientos negativos son válidos, y se les debe enfrentar para que no causen problemas¨. Una persona sana esta en contacto con sus emociones y las expresara de manera correcta. Una de nuestras emociones es la ira, Descartes define la ira:¨la ira es también una especie de odio o aversión que sentimos contra los que hacen mal, principalmente si los perjudicados somos nosotros, aun cuando también se siente cólera si el mal se hace a los demás¨. Tenemos que comprender que la ira nos afecta sino sabemos como manejarla, a menudo sucede lo contrario, la ira nos controla a nosotros y es ahí donde vienen los problemas. Entonces lo primero es reconocer que tenemos la emoción ira, luego ver si nos controla, y si es así, aprender a vencerla por medio de la gracia de Dios.

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