¡Bienvenido 2017! con Divalejo

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[Quédense hasta el final. Tengo algo que decirles y mostrarles]

"¿Donde estabas hoy? ¿Por qué no contestáste ninguna de mis llamadas y mensajes?" Consultó Alejo, bastante molesto, mientras se acomodaba en la cama para dormir.

El moreno se mordió la lengua, sin saber qué decir.

"Yo... Eh..."

Vamos Pedro, inventa algo.

Se sentó a su lado con lentitud.

"Que lindas sábanas, ¿Dónde las compraste?" Preguntó intentando distraerlo.

"No te hagás el pelotudo. Te hice una pregunta"

La que fracasa.

Lo miró. Su torso desnudo, totalmente marcado; sus brazos bien hechos, su piel blanca y delicada como la porcelana...

No pudo evitar morderse el labio con los pensamientos impuros que estaban naciendo.

No se habia percatado del trance en el que habia entrado sino hasta que Alejo exclamó:

"¡Pedro! ¡Te estoy hablando! Contestáme." Se quejó.

"Lo siento, marica... Es que..." Volvió a mirarlo, esta vez a los ojos.

De un color chocolate que tenia ganas de comerse.

Fue ahi que encontró la forma perfecta para distraer a su novio... Y a sus ganas.

"Te ves tan bello, chama."

Alejo se quedó incrédulo, aunque sus mejillas se tornaron de un color rosado muy adorable.

Eso a Pedro le voló la cabeza.

Se acercó a toda velocidad y sin ninguna duda, comenzó a besarlo lenta y apasionadamente.

Alejo se separó después de unos minutos, impactado.

"Apa, ¿Qué te pasó?" Inquirió con la voz levemente agitada.

El venezolano ignoró su pregunta y volvió a devorar sus labios, siempre con la suavidad que el castaño merecía. Mientras tanto, acariciaba sus brazos con dulzura, disfrutando el tacto.

Lo ayudó a recostarse y empezó dejar pequeños mordiscones en su cuello a medida que sus manos bajaban a su abdomen, jugando con los abdominales bien marcados.

Los jadeos de Alejo no tardaron en llegar y aumentar la intensidad.

Lo separó cuando cayó en la cuenta de la situación en la que estaban.

"Pará, boludo. Male está al lado" Murmuró nervioso. Pedro sonrió.

"Vamos a hacerlo en silencio" Respondió pícaramente, guiñando el ojo.

Alejo asintió; no muy seguro. Pero todas sus inseguridades se esfumaron cuando los sabrosos labios de Pedro volvieron a acariciar los suyos.

El beso comenzó a subir cada más de tono. Sus lenguas ya estaban en la segunda guerra mundial cuando Alejo volteó al moreno, quedando sobre él.

Esa vez fue el cuello de Pedro el que fue marcado. Sus manos bajaron directamente a jugar con el borde de sus shorts mientras se deleitaba con las respiraciones de placer que provenían de abajo suyo.

Se separó en medio de la excitación del momento y aprovechando para tomar aire, dijo:

"¿Lo hago, amor?"

"¡Si, marica! ¡Hazlo ya!" Susurró en gritos.

Le arrancó el short y los calzones y se sumergió en otro mundo. Un mundo que habia conocido en un país lejano y hermoso.

Proof Of Love (Divalejo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora