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Jisoo sentía como Mingyu se empezaba a cansar de él. No era la primera vez que le pasaba, al principio fue Jeonghan, después Seungcheol y le siguieron Junhui y Seokmin; todos y cada uno de ellos se cansaban de él. Y Jisoo lo entendía.

  Esos tatuajes de su infancia no le dejaban liberarse de su pasado. Le reflejaban todo lo que vivió, cada golpe, cada corte y cada lágrima que el americano había padecido. Ellos no le dejaban tener relaciones con sus parejas, haciendo que estas lo dejaran por no tenerles la suficiente confianza.

  Es que él no confiaba en nadie. Y menos en si mismo.

  Temía recaer, si Mingyu viera sus tatuajes, él lo dejaría y Joshua sabe que si el motivo de su ruptura es pura y genuinamente por los tatuajes esta vez no sería como siempre. Esta vez no lo soportaría. No tiene la confianza suficiente como para recuperarse.

  Si Mingyu lo deja, él no sabe que es lo que pasará.

...

  Mingyu se había ido a bañar, Joshua siempre aprovechaba ese momento para verse los tatuajes por el espejo. Haciendo que su corazón doliera mucho mas de lo que ya hacía. Él entendía que no era su culpa, que fue por todo lo que antes había vivido pero eso no quitaba el hecho de que sus tatuajes sean feos, asquerosos. Jisoo pensaba que si su actual pareja lo viese así, le entrarían ganas de vomitar por lo que jamás se lo mostró al menor.

  Pensar en todo le hizo derramar pequeñas lágrimas, no sabía realmente el porqué pero estas salían sin su consentimiento, haciendo que él tratara de no hacer tanto ruido.

  Todo se fue a la mierda cuando sintió un brazo tirando del suyo y llevándolo al pecho de alguien, mientras ésta persona lo abrazaba fuertemente, tratando de consolarlo.

  En ese momento Joshua recordó que el único que estaba en casa era su pareja, Kim Mingyu.

  Lo había visto, había visto sus tatuajes y no se había alejado de él.

  Joshua empezó a sollozar más sonoramente mientras correspondía al abrazo de la misma firma que Mingyu lo había abrazado, fuertemente. Se sentía aceptado por la persona que amaba y eso lo tenía tan feliz.

- ¿Por qué no me lo dijiste, bebé? - preguntó mientras acariciaba el cabello del mayor. Si bien el menor era Mingyu, éste no podía evitar llamar así a Jisoo ya que el americano era adorable y tímido y eso lo hacía morir de ternura.

- Yo... yo no quería que me vieras así- dijo mientras su rostro se escondía en el pecho del menor, su novio era muy alto- no quería que vieras mis tatuajes, porque son feos y asquerosos y no quería...-

  Mingyu lo interrumpió con un choque de labios, el beso era largo, cariñoso y dulce, haciendo sonrojar al pelirosado. Mingyu se separó de la unión cuando sintió que debía preguntarle lo que le causaba curiosidad a su novio.

- ¿Tatuajes?- preguntó, confundido.

- Sí, tatuajes.- respondió tímidamente- La gente se hace tatuajes para recordar momentos importantes de sus vidas.- se detuvo unos segundos ansioso de ver el rostro de su pareja, éste parecía seguir confundido.

- Mis cicatrices son los tatuajes que me dejó la vida- terminó de explicar ante la mirada atenta de su pareja. No espero recibir un abrazo de éste, ni un beso en la mejilla y lo que menos espero fue ser arrojado con gentileza a la cama, con su novio encima.

- Min...- dijo el de ojos de gato, sorprendido por las acciones de su moreno.

  Mingyu le sonrió para después acercarse a su pecho, que tenía diferentes cicatrices, le pidió con los ojos una explicación al mayor. Joshua no le hizo esperar.

- Fue cuando tenía dieciséis, dos hombres y un chico de mi curso vinieron hacia mi, pidiendo indicaciones de un lugar, yo reconocí a mi compañero y no dude en ayudarlos... Ellos me agarraron de los brazos en cuanto obtuvieron una oportunidad, me llevaron a un callejón completamente sucio, les pedí que no me hicieran nada, rogué y lloré pero aún así, ellos...- Joshua no evitó temblar un poco a lo que Mingyu ascendió hasta el rostro afligido de su novio, dándole besitos tratando de calmarlo, lograndolo.

  Al notar que su bebé estaba calmado, el moreno se acerco a esas cicatrices y empezó a besarlas y lamerlas, haciendo que Jisoo se avergonzara, pero le encantaba que Mingyu esté cuidando de sus marcas, que las esté mimando. Mingyu paro cualquier movimiento y descendió aun más, llendo al costado de su cadera, donde había cicatrices más profundas. De vuelta pidió una razón.

- Esas fueron hace dos años, unos chicos me vieron en un bar contigo y cuando me dejaste en casa, ellos tocaron el timbre y me atacaron por ser homosexual- explicó ante la mirada horrorizada del chico.

- Por eso me dijiste que estabas enfermo y que me podrías contagiar, lo hiciste para que no te viera así, ¿verdad?- al ver como su gatito asentía prosiguió- ¿te mudaste por ellos?- preguntó en voz baja, tratando de no sonar enojado ni triste por lo que le había pasado a Joshua. El cuestionado movió su cabeza, dando una respuesta afirmativa.

  Mingyu no tardo en volver a besar el cuerpo del mayor, esta vez, besando los maltratos homofobicos de aquellas escorias.

- ¿No tienes otras, gatito?-  preguntó.

- Tengo otras dos en las piernas- respondió Jisoo- una en la rodilla izquierda, apareció cuando yo tenía nueve años. Un conductor me atropelló, estuve mucho tiempo inconsciente y cuando desperté, vi una venda en aquella rodilla, el doctor dijo que probablemente quedaría una cicatriz, no se equivocó.- explicó- y la otra... es una muy larga en mi muslo externo, no me acuerdo cómo ni cuándo me lo hice pero está ahí...- dijo en un susurro.

  Mingyu no hizo esperar más al americano, le sacó los pantalones y comenzó con besos tiernos en su rodilla izquierda, luego giró a Jisoo de costado, haciendo visible la gran herida de su muslo, empezó a seguir el caminito, que ésta creaba, con la lengua, de abajo hacia arriba. Con parsimonia empezó a tocar y besar cada una de sus cicatrices, deleitándose con el cuerpo imperfectamente perfecto de su pareja.

- Ante mis ojos siempre serás perfecto, mi gatito- dijo para después besarle en los labios, disfrutando de su sabor característico, chocolate- eres atractivo, pero yo jamás me fijaría sólo en tu físico, me enamoré de ti y no de lo que mostrabas ser, me enamoré de tu voz, de tus habilidades con la guitarra, de tus sonrisas y risas tímidas, de tus ojitos que siempre tienen un lindo brillo, de tus mejillas cuando te sonrojas por algo que te dije; de tu cuerpo que es frágil y pequeño, haciéndome recordar de lo protector y cuidadoso que debo ser contigo, de tu timidez, de tu falta de humor que me parece adorable, de tu ternura, de tu falta de aegyo que me hace ver que puedes ser tierno sin tener que utilizarlo, de lo caprichoso que puedes llegar a ser, de lo molesto que eres cuando me pides que te alcance la toalla en el baño... en fin, me enamoré de Hong Joshua por sus virtudes pero, más que nada, por sus defectos, y si piensas que estas marcas son uno, igualmente las amaré.- dijo mientras se acercaba al rostro de Jisoo, rozando sus labios al decir lo último. Le sonrió. Joshua le correspondió la sonrisa con otra.

  Ambos se fundieron en un beso que demostraba lo enamorados que estaban del otro.

Joshua no confiaba en nadie, hasta que Mingyu llegó a su vida. Y por eso, a él le dejaría ver y tocar sus tatuajes, porque sólo él las querría.

TatuajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora