Era pasado el mediodía, estaba sentado en una orilla de la alberca viendo como todos se divertían mientras yo sólo mojaba mis pies, la brisa tibia era agradable y el suave vaiven del agua era relajante. Fue al escuchar las risas de los niños cuando me acordé de tí.
Recuerdo lo mucho que me gustaba verte sonreír, amaba cada una de tus ocurrencias para divertirnos; subir corriendo escaleras perseguidos por zombis, recorrer cada milímetro de la casa buscando pistas para atrapar al culpable del crimen y hasta ponernos a jugar con los muñequitos little pet shop. Tantas risas.
También recuerdo cuando me dijeron de tu enfermedad, lloré como no tienes idea, lloré por esa sonrisa que a pesar de todo no se borraba; igual recuerdo cuando te internaron en el hospital por, lo que fue para mí, mucho tiempo. Cuando regresaste te abracé tan fuerte como pude, pero me regañaron porque estabas delicado; recuerdo cuando me consolaste en el parque cuando fué el funeral de mi pollo. Tantas lágrimas.
Entre tantos lindos recuerdos me dí cuenta de algo que me hizo llorar, no puede evitarlo, tenía un sentimiento tan amargo al percatarme de que no recuerdo como suena tu risa. Aquella maravillosa risa que alegraba mis días fue borrada.
Entonces me puse como histérico a buscar vídeos donde pudiese escucharla y en ese vídeo dije
-Empezaremos nuestro viaje aquí- y reíste, fue simplemente hermoso
Entonces recordé todos esos planes de cuando fuéramos grandes, esas promesas de viajar por todo el mundo y muchas otras promesas que ahora son tan tenues como la brisa que ahora acaricia mi piel.
Me alegra saber que ahora estás mejor, que ya no tienes más problemas con tu salud y que seguro aún conservas esa magnífica sonrisa, pero en serio que aún me cuesta mucho aceptar que ya son tres años y medio de tu muerte, aún tu recuerdo me hace reír y soltar lágrimas amargamente. Me hiciste tan feliz y me haces mucha falta.
Fue maravillosa haberte recordado y espero poder cumplir de alguna forma todas esas promesas que se fueron quedando en el olvido.
Te amé, y te amo de todas las maneras que conozco, sin duda fuiste el alivio de mi soledad, el que me enseñó que no hay problema tan grande como para dejar de ser feliz.
Amaba los momentos en los que estábamos solos y te ponías serio, me mostrabas tu gran madurez a pesar de tu corta edad, tu vos se sentía más pesada y me era imposible no ponerte atención, tu mirada se iba a divagar por lugares que yo no conocía y me limitaba a ver cómo tus ojos se iluminaba de esperanza e impulsaba una nueva promesa entre nosotros.
Recuerdo el día que me dijiste que no estrías mucho tiempo conmigo, mi cara se puso pálida, mis manos heladas como el agua congelada, y mi corazón se partió en pedazos, así como las papitas que nos gustaba comer. Te sonreí suavemente y te supliqué que no lo repitieras, no quería escucharlo y mucho menos aceptar que tenías razón.
Recuerdo el último día que pasamos juntos, fuimos a un río en Xochimilco, hicimos un bello vídeo sobre una chalupa, mientras veíamos el atardecer yo me quedé dormido a tu lado, escuchar tu respiración y sentir tu calor era tan relajante que no lo pude evitar. Tú siempre tan cálido, yo siempre tan frío.
Ése día, al despedirnos, me abrazaste fuertemente "nos vemos pronto" te dije sin soltarnos
-No tan pronto- susurraste tenuemente, tal vez con la intención de que no te escuchara e hiciste más fuerte el abrazo. Nunca lo olvidaré.Contigo ví la vida de formas muy alegres, siempre tan distintas; aprendí soñar, a jugar, a reír y también lo doloroso que ver a alguien tan importante para tí vivir muriendo.
Cuando regrese te llevaré flores.
Después de pensar en todo eso me limpié un par de lágrimas y salté a la alberca rápidamente para que no se dieran cuenta, el agua fría me dió un golpe de adrenalina que necesitaba, me dijeron que puse cara de espantado y comencé a reír, reí para no llorar y mientas lo hacía me pareció escuchar tu risa a la par de la mía, justo como tiempo atrás.
Para Odei.