Veratrum.

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Descuidado posó el sombrero sobre el buró, sin alterar el espacio ni la calma de los objetos a su alrededor.

—¡La princesa ha abandonado al caballero!.— sollozó el viejo sombrero, rompiendo con el silencio de manera selectiva.

—¡calumnias!, ¿cómo puedes decir semejante mentira? —Respondieron las rosas desde la otra esquina de la habitación.

—Porque lo he visto.—Rectificó el viejo sombrero. —Hoy, le he visto llorar, ¡y ella tan tranquila!.—

—¡Es imposible! la princesa jamás haría algo así.— la voz aguda de las rosas, que sonaban al unísono, se convertían en una sola voz terriblemente chillona que aturdía a cualquiera que las pudiese escuchar, el sombrero recordó haber paseado innumerables veces con la princesa, atravesando jardines llenos de flores, y a pesar de que los girasoles cantaban con una voz melodiosa, ella siempre había elegido a las odiosas rosas rojas cada ocasión.

—Hemos dado un paseo por un parque al que jamás habíamos ido antes, y ella no estaba de su brazo, sino distante, fría.—

—¿De qué clase de parque hablas?. —Preguntó una de las rosas.

—Un lugar muy extraño, las flores crecían marchitas de la tierra.—

—Jamás he oído algo como eso, es obvio que está mintiendo, además, ¿Qué sabe él de amor? si sólo es un sombrero viejo y desgastado.— La rosa más bella de todas era sin duda la menos simpática, jamás entendió cómo a la princesa le gustaba tanto esa en específico.

—Cállate de una vez, estúpida rosa, y deja que termine.— Se hizo presente la voz de la Vera, una hierba medicinal china que llevaba poco tiempo en la casa, era pequeña y blanquecina, la princesa la había utilizado para hacerse un té hace un par de noches, pero al poco tiempo empezó a comportarse de manera extraña y tuvo que irse en su carroza blanca de metal.

—El ambiente estaba tenso, los invitados vestían elegantes y uniformes...—

—¡Oh, una boda!— Interrumpió una rosa joven.

—¡Cállate! no interrumpas al sombrero.— Reprendió la hierba.

—No era una boda, todos parecían tristes, pero a la princesa no le importaba, ¿saben? ella sólo dormía, y luego, la plantaron.—

—¿En la tierra, como nosotras?—cuestionaron las rosas.

—Sí.—Afirmó secante el sombrero.

—No tenía idea de que los humanos se plantasen. ¿Y que pasará despues, se convertirá en una flor?—comentó Vera.

—¿Y Si todas nosotras fuimos como la princesa antes de nacer?— habló entonces una rosa que le faltaban varios pétalos.

Las rosas comenzaron a hablar todas a la vez, pero esta vez, cada una preguntaba algo distinto, lo que hizo enloquecer al sombrero.

—¡Una a la vez, por favor!—

—¿Qué clase de flor creen que será la princesa, el caballero la plantará aqui?—preguntó la más alta de todas.

—Seguro quería ser como yo, por eso tomó de mis flores.—

—No lo creo, la princesa es más como una flor de loto.—

—La princesa tenía la belleza y la gracia de una rosa, sin duda.—sugirió la rosa más atractiva de todas.

Y así se pasaron las horas, debatiendo sobre en qué flor se convertiría la princesa, sin tomar en cuenta que en aquel parque, las flores crecían marchitas.

La princesa que se convertirá en flor.Where stories live. Discover now