I. El hombre con máscara de cuervo

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Su nombre no le importaba ya en realidad pero como no se puede tener una heroína sin nombre, nos referiremos a ella como "Lady".

Sucedió hace mucho tiempo, ella nació como otro ser humano, con una familia amorosa que la procuró y la cuidó hasta que llegó a ser una señorita refinada y de agradable maneras, muy raro en esta época en que ciertos valores han sido olvidados por su falta de práctica.

Lady iba a todos lados con una sonrisa, regalando momentos y experiencias inolvidables a cada persona que la conocía, pasaba momentos felices en verdad pero como todo en la vida, ésta no permanece sin cambios. Descubrió con desagrado que el mundo ni las personas que lo habitaban eran un lugar tan bonito o agradable. Al pasar el tiempo y a medida que crecía, su vida se complicaba más y más, nuevos retos se abrían ante ella y cada uno con más dificultad que el anterior. Y no hablemos de su relación con otras personas, le costaba ver el cambio en ellos, sus maneras de ser a veces se transformaban convirtiéndolos en unos extraños por completo, ya no sabía cómo tratarlos o cómo dirigirse ante ellos. Incluso mostraban sentimientos a los que ella no estaba acostumbrada a tratar, como: la soberbia, la envidia, las traiciones, los chismes en su ignorancia plena y esto tenía un fuerte poder que la hería con gravedad en su autoestima y aunque procuraba no desanimarse; apagar esa luz interna que agradaba a todos los que la rodeaban. Sintió que una profunda tristeza comenzó a mermar su interior, primero como un pequeño punto y luego fue un gran hueco que ya no pudo ignorar.

Pronto descubrió que vivía y sonreía como un hábito para pasar desapercibida, que por el simple hecho de desear hacerlo; le pareció que cada día era más similar a esas personas que sonreían hipócritamente aunque estaban vacíos por dentro

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Pronto descubrió que vivía y sonreía como un hábito para pasar desapercibida, que por el simple hecho de desear hacerlo; le pareció que cada día era más similar a esas personas que sonreían hipócritamente aunque estaban vacíos por dentro. Lo que le hizo juzgar si ese modo de pensar y actuar era propio de ella; al realizar una introspección sintió decepción y desprecio por sí misma. A su mente vinieron las palabras que un difunto amigo le dedicó la última vez que se vieron:

"Tu mejor cualidad y tu peor defecto es tu amabilidad.

¡Buscas la felicidad de todos pero tú qué sabes de la felicidad cuando no sabes ni siquiera qué es lo que te hace feliz!".

Aquellas palabras la habían herido profundamente e inició una revolución en su interior.

¿Acaso él se había muerto creyéndola una ingenua y tonta? ¿Realmente lo era?

Tras mucho pensarlo, buscó formas de deshacerse de su tristeza pero por más que trató con diferentes soluciones, se sentía en un abismo del cual no había salida. Estaba sola en contra de un terrible monstruo que amenazaba con desfigurar todo lo que ella era y abrumada pensó que nadie podía entender qué le pasaba. Ni siquiera intentó expresarlo, sintió temor de incomodar o herir a otros con sus sentimientos negativos, así que los aprisionó muy dentro de ella, lo tragó muy profundo para que estos no fueran capaces de herir a nadie más que así misma.

La Dama y su CuervoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora