11º Corazón sangrante
Los aerodeslizadores surcaron raudos las aguas hacia todas las direcciones, todos ellos con cámaras para mostrarle a su señor lo que encontraban. Todos pasaron por los restos del aerodeslizador en el que iban de camino a Valentia, comprobaron que no hubiera ningún cuerpo en el agua antes de proseguir su camino.
Močan comprobó todas las cámaras, escudriñando cada parte que veía para localizar donde podían haberse metido Katniss y el que la hubiera sacado del aerodeslizador. Estuvo todo el día mirando los monitores hasta que encontró algo que llamó su atención.
En una cueva cercana a la orilla había restos de una hoguera, sabia a ciencia cierta que esos terrenos estaban deshabitados por lo que no tuvo dudas de que era allí donde se habían estado escondiendo.
-¿Qué hacemos señor? ¿Registramos la cueva?
-Hacedlo, aunque dudo mucho que sigan allí- Respondió bastante furioso- Estoy casi seguro de que ya se la han llevado.
-¿Y entonces que quiere que hagamos?
-Volvamos a Valentia, preparad al ejército, es hora de que vean de que soy capaz- Ordenó con tal seriedad que sus hombres no esperaron ni un segundo a cumplir su orden, dejándolo solo en la sala de control- Y por el bien de todos, espero que ella esté bien, porque he decidido que quiero que ella sea mía para siempre.
A Močan no le entraba en la cabeza la rapidez con la que se había encaprichado de Katniss, él solo la había secuestrado para llevar a cabo sus planes, pero en los días que la había tenido a su lado, haciéndola creer que era su mujer, había descubierto en ella a una joven maravillosa, con mucha fuerza interior, con un gran corazón, ardiente, atractiva, cariñosa... Todo lo que él estaba buscando en una soberana, y por esa razón estaba dispuesto a hacer lo que fuera por recuperarla.
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La camilla era conducida por los pasillos con rapidez, Peeta, Gale y Haymitch iban detrás, preocupados por el aspecto pálido de Katniss.
Nada más llegar a las tierras del Nuevo Núcleo, Katniss se había dormido apoyada sobre el hombro de Peeta, y desde ese momento no había vuelto a despertar. Por más que Peeta la había llamado, acariciado, zarandeado levemente, nada había hecho que volviera a despertar.
Los médicos se llevaron a Katniss y obligaron al resto a quedarse en la sala de espera. Gale aprovechó para ponerse en contacto con la presidenta Paylor por un canal seguro, tras la advertencia de Haymitch de que tenía a alguien infiltrado se había asegurado de que nadie se enterara de lo que hablaban.
Haymitch se sentó junto a Peeta y le colocó la mano sobre el hombro, sabía perfectamente que era lo que estaba pasando por la cabeza del chico, después de haber pasado juntos los juegos y una rebelión, lo conocía como si de su propio hijo se tratase.
-No debes culparte por como está ella.
-¿Qué?- Preguntó volviendo de su ensimismamiento.
