-¿Está seguro que nos acostumbraríamos a ese descabellado nuevo mundo, Señor Holmes? - Preguntó Watson mientras veía como Holmes se asomaba por la ventana con la mirada pérdida.
-Completamente mi querido Watson- Cerró las cortinas de golpe dejando la habitación únicamente iluminada por la chimenea, se giró nuevamente hacia su compañero - Solo imagine, además de un mundo moderno y lleno de nuevas tecnologías, uno en donde usted y yo podamos está juntos sin ninguna restricción.
Los dos amantes se miraron a la vez que sonreían al mismo tiempo.
-Si lo dice así, sería un mundo perfecto, Sherlock.
-Con cuerdo con usted.
Holmes se dirigió hasta donde sé hallaba Watson, admirándolo un corto periodo de tiempo para luego tomar las manos de este y obligándole a levantarse de su cómodo asiento, manteniendo todo él tiempo sus manos unidas.
-Sherlock ,si la señora Hudson nos vuelve a encontrar en una situación
comprometedora no será agradable, para ninguno de los tres.
-Calma John, estamos seguros aquí. Además, a esta hora debe estar durmiendo.
El rostro temerario de Watson fue calmado con el dulce toque de labios de Holmes, despejando la mente de ambos y disfrutándo la caricias que el otro le otorgaba.
Holmes apretaba contra si a su amante como si en cualquier momento alguien se lo pudiera arrebatar, mientras esté pasaba sus brazos al rededor de el cuello del más alto haciendo su contacto más íntimo y profundo; olvidando todos problemas que causaría si alguien se enterara de su secreto mutuo.
Por falta del condenado aire los dos amantes tuvieron que detener su muestra de amor, dándoles una oportunidad de poder admirarse mutuamente.
-Te amo, Sherlock Holmes .
-Yo también le amo, John Watson.
El mundo no estaba preparado para que ellos pudieran ser felices, juntos. Tal vez en algún momento el mundo dejaría atrás los prejuicios y la verdadera historia detrás de las puertas del 221B sería finalmente contada.
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