Capítulo 1: Adiós South Shields, hola Londres.

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Me levanté con el hermoso sonido de la voz de Perrie.. EN MI OREJA:

— ¡JADE, JADE, JADE, LEVÁNTATE YA ES HORA! ¡¡¡NOS QUEDAMOS DORMIDAS!!! EL TREN VA A IRSE ¿Y SABES QUÉ? S I N   N O S O T R A S 

Me levanté con el pelo enmarañado, me dirigí a mi mesita de luz y agarré mi celular.. 6:45. OH MIERDA, nos habíamos quedados RE DORMIDAS, y para el colmo mi maldito despertador ¡NO HABÍA SONADO! ¿no odian cuando les pasa eso? Pues yo sí.

Y eso me pone de muy malhumor, necesito galletas ¡right now!

—  ¿Y mis galletas Pezza?

— JADEY ¡NO ES HORA DE COMER GALLETAS! ES HORA DE IRNOS. CÁMBIATE YA.

— Sí claro mami. — Y dicho esto me fui corriendo al cuarto de baño y me dí una rapidísima ducha. 

Luego de 10 minutos salí con el pelo goteando y me dirigí a la sala, bajé las escaleras y claro.. sin antes tropezarme en el primer escalón, yo no era de esas personas "atentas".. de hecho era algo, algo, distraída.

— Poopey ¿estás bien?

— Si mami — Y esta vez realmente era mi mamá. Al parecer estaba mucho más dormida que yo, se le notaban mucho las ojeras y llevaba todavía su pijama puesto. Al parecer no nos acompañaría a la estación.. eso me entristeció un poco, pero, ella tenía que quedarse; cuidar de Karl, hacer el almuerzo, lavar la ropa, limpiar la casa.. y todos eso quehaceres diarios de una ama de casa. — Ya es hora mi niña, llegarán tarde. Te amo y cualquier cosa me llamas y y estaré ahí en menos de dos minutos — Me sorprendí un poco al ver que no lloraba, pero sabía que quería hacerlo, ella se mostraba muy fuerte siempre. Después de haber soportado tantas cosas desagradables, ella estaba ahí para mi; siempre tan sonriente, es increíble lo que puedes ocultar tras una sonrisa.

Por eso es nuestro lema: Sonríe a pesar de todo.

Me tiré encima suyo y la abrasé como si no hubiera mañana, bueno de hecho no la vería hasta el año que viene, en vacaciones. Le di un beso en la mejilla, agarré mis cosas y caminé por el pasillo hasta la puerta, la abrí y miré por ultima vez mi casa; sonreí interiormente y me fui.

Pezz me esperaba en el taxi, corrí hacia ella, sin antes (por supuesto) tropezarme.

— ¿A dónde señoritas? — preguntó el conductor

— A la estación de trenes por favor. — Respondí

En menos de cinco minutos llegamos a la terminal, el chofer nos ayudó a bajar nuestras maletas del baúl y se fue.

Durante todo el camino me preguntaba porqué no habían venido los padres de Perrie, es decir, ella había dormido en mi casa y nunca habló sobre ellos.

— ¿Pezza?

— ¿Si Jadey? — me respondió mientras se sentaba en una banca desocupada.

— Mmm... ¿Por qué no están aquí tus..

— ¿Padres? — me interrumpió de una forma bruta, pero ella era así, eso era lo que me encantaba de ella, su personalidad. Era tan.. exasperante, no le tenía miedo a nada ni nadie, decía todo sin pelos en la lengua y no le importaba la opinión de los demás; ella era como ella quería, de hecho era perfecta. — Pues.. me despedí de ellos ayer, antes de ir a tu casa; es que.. mm.. ellos odian las despedidas. Si hubieran venido, habrían montado un espectáculo tan trágico, como si me fuera a mi propio funeral, ya sabes.. ellos son bastante "melodramáticos"— dijo haciendo comillas en el aire  — Quería ahorrarme un poco de dignidad, o al menos de lo que me quede.

Esta última frase me sacó una profunda carcajada, que por lo menos medio mundo escuchó, haciendo contagiar mi risa a mi mejor amiga.

El ruido del motor del tren me hizo pararme de un salto de mi "cómodo" asiento, la gente se empezó a amontonar; y poco a poco el tren fue descendiendo la velocidad, hasta que por fin se paró.

Vecinos en guerra [Jarry & Zerry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora