Todo en mi vida había cambiado, ahora podía viajar en el tiempo y había conocido a un maravilloso hombre que me había enseñado el camino que debía seguir. Pero ese hombre ya no estaba, no podía evitar sentirme culpable de su muerte. Pude haberla evitado. Quería regresar y salvarlo pero ya no podía volver. Miré a Marco y lo abracé con todas mis fuerzas. Lloré como si no hubiera un mañana. Ese hombre se había sacrificado por mí y por el colgante. Nunca olvidaré su nombre. Su nombre era Ra Astennu. Era una combinación de dioses egipcios. Ra por el dios del Sol que simbolizaba al "Gran Dios" y Astennu por el dios de la Luna que simboliza al hombre que brilla como este satélite. Su nombre no es recordado y no sale en las leyendas, pero de mi memoria nunca se borrará. Aunque para mí aún es un misterio todas las cosas que él realizaba, pienso que algún día lo descubriré.
Cuando ya me había calmado Marco se apartó un poco de mí y me miró a los ojos.-¿Estás mejor?
-Sí, gracias a ti me siento mejor
-Me alegro
Yo sabía que él estaba preocupado por mí pero yo no podía evitar culparme. Ahora entiendo lo que sintió mi padre cuando mi madre murió. Decidí llamarlo. Cogí mi móvil y marqué el número. Sorprendentemente me cogió el teléfono
-¿Sí?- dijo
-Hola papá, soy Isabella
-Hola hija ¿qué tal la universidad?
-Bien, lo que te quería decir era que te quiero mucho y que no quiero que te eches la culpa por la muerte de mamá- dije empezando a llorar otra vez
-Hija ¿Qué te pasa?
-Que me he dado cuenta de todo lo que debiste sufrir y yo quiero librarte de esa carga
-Está bien, ya han pasado 13 años, tenemos que seguir adelante
-Por eso papá, quiero que dejes de trabajar tanto y pienses por una vez en ti-dije llorando.
-Perdóname Isabella, debes haber sufrido mucho tú sola. Soy un egoísta. No fui al aeropuerto sólo porque sentía que me iba a quedar más sólo de lo que estaba-dijo con la voz entrecortada
-Papá, te entiendo. El pasado quedó en el pasado. Ahora espero que podamos fortalecer nuestra relación
-Claro que sí
-Nos veremos pronto. Adiós, te quiero
-Adiós, yo también te quiero
Después de aquella conversación pude sentirme mejor. Por fin había logrado tener una conversación decente con mi padre después de 13 años. Marco me miraba orgulloso por el valor que había tenido. Me animé y decidí ir a por todas.
-¡Bien! Ahora realizaré todo lo que el destino me depare.
-Esa es la actitud- dijo Marco
Entonces en ese momento el colgante volvió a brillar. Con su luz mágica y cálida. Miré a Marco y cogí su mano. Ya estaba preparada para volver a viajar. Cuando ambos abrimos los ojos estábamos en un lugar completamente diferente. Miramos alrededor y no sabíamos dónde estábamos. Era un pueblo con mucha gente, que tenía unas casas de ladrillo de piedra.
-¿Dónde crees qué estamos ?-pregunté
-Parece Estados Unidos. Pero no sé decirte cuándo.
Me acerqué a una mujer campesina que había allí.
-Perdone, ¿me podría decir en qué año estamos?
-¿Me estás tomando el pelo? Claramente estamos en 1855- dijo riéndose de mi pregunta
-Vale , gracias
Marco y yo nos miramos.
-¿Qué se supone que tenemos que hacer aquí ?
Cuando Marco fue a responderme fue interrumpido por un grito. Yo me sobresalté y fui corriendo dónde había una multitud de gente. Era un hombre de unos cincuenta años con barba y estaba muy enfadado. Estaba gritándole a un chico de piel negra de unos 14 años.
-¿Quién te crees que eres para robarme? - dijo enfadado
-Perdóneme señor, yo sólo tenía hambre-dijo el chico llorando
-Tú sólo eres un miserable esclavo. Que te quede claro.
Cogió un látigo y empezó a azotarle.
-¡Por favor pareee! -gritó el chico
Me quedé paralizada viendo aquella escena. No podía quedarme de brazos cruzados viendo como pegaban a un pobre niño. Corrí hacia ellos y me puse en medio.
-Pare por favor, este pobre niño no tiene la culpa de tener hambre
-Quítate mujer, el chico es de mi propiedad y me ha robado.
-No lo permitiré, usted no tiene el derecho de pegar a nadie
Me cogió del brazo y me empujó. Yo caí al suelo. El chico me miró como si me diera las gracias por haberlo intentado . Me levanté. Estaba decidida a no dejar que sucediera una injusticia.
-No eres el amo del mundo y nunca lo serás. Con tus malas acciones lo único que conseguirás es quedarte sólo
-Cállate maldita mujer
-No puedes tratar a las personas así sólo por su raza o sexo
-¿Quién te crees que soy? Puedo matarte ahora mismo si quiero
-Inténtalo
En ese momento sorprendentemente no tenía miedo me sentía fuerte y decidida. No me iba a rendir. Entonces el hombre empuñó el látigo y cuando iba a pegarme con él. El colgante comenzó a brillar. Yo miraba a aquel hombre con una mirada decidida. Todos me miraban sorprendidos. El hombre quedó paralizado. Mi cuerpo desprendía luz como el colgante. Era una luz cálida y esa luz la emitía mi corazón. Mis ojos brillaban como dos diamantes. No sabía lo que me estaba pasando pero en ese momento hice lo que tenía que hacer.
-¿Qué es esto? No me puedo mover-dijo el hombre confuso
-Es la magia de un corazón puro que quiere evitar una injusticia
Alargué mi mano a su dirección y hice que soltará el látigo. Era como magia, ni siquiera le estaba tocando.El me miraba con cara de terror. Como si fuera un monstruo.
-No vuelvas a tratar a una persona mal
-Lo entiendo. Suéltame
Lo solté y en el momento él salió corriendo aterrorizado. En ese instante dejé de desprender aquella luz y volví a la normalidad. Todo el mundo me estaba mirando.
-Es una bruja- escuché
-Tenemos que quemarla
Todo el mundo empezó a acusarme de bruja ya que habían visto como utilizaba mis poderes. Cogí a aquel niño de la mano y empecé a correr junto a Marco. Pudimos escapar por los pelos. Pero ahora todo el mundo me buscaba.
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La leyenda del colgante
FantasiUna antigua leyenda cuenta que alguien del mundo será elegido para ser el dueño del colgante mágico. La elegida es Isabella, una chica alegre, que ha conseguido realizar su sueño de estudiar en Londres junto a su mejor amiga Sofía. Allí conocerá a M...