Capitulo 3

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Duelo, desilusión y esperanza.

Bajamos del avión con nuestras maletas, y una cantidad de guardaespaldas detrás de nosotras. Una calidez distinta a la que conocemos nos abraza, y con Arlette vemos que nos esperan dos coches y una mujer vestida de negro no espera fuera de uno de ellos.

—Eda Müller y Arlette Coppola, ¿cierto?

Nosotras asentimos sin más.

—Soy Sienna Bekia, de las unidades especiales de Irlanda –dice mostrándonos su identificación– estamos informados de la situación de su caso y del exilio temporal, yo las llevaré al lugar asignado y les daré sus nuevas identificaciones y...

No la dejo terminar porque la interrumpo abruptamente.

—Alto ahí querida, en mis condiciones para el exilio dijimos que tendría libertad de elegir lo que quiera en el exilio, y claro que mi amiga también tiene libre albedrío para hacer sus decisiones.

La chica frente nuestro parece descomponerse, y a este punto, con el sol dejándome ciega, deseaba descomponerla por no dejarme marcharme. Vemos que toma aire frente nuestro y con una falsedad muy marcada nos sonríe y prosigue a hablar.

—Muy bien, podrán cuestionar a mi jefe, pero por ahora es mi obligación llevarlas al lugar donde se hospedarán, pueden acompañarme al auto.

Ella se da la vuelta para caminar a la camioneta negra, Arlette camina frente a mí, y veo que los gorilas que nos protegen me asienten con la cabeza cuando los miro con duda, y se suben al otro auto. Doy un suspiro de cansancio, y me monto. Veo que "Sienna" queda frente a nosotras, y no me queda claro porque no hay otro agente con ella, ¿se supone que sólo ella nos protegería en un caso hipotético quisieran atacarme y no tuviera a los gorilas acompañándome?

Muy mal madre Rusia.

Despejo mis pensamientos para comenzar a preguntar.

—¿Dónde se supone que nos dirigimos?

—Debido a que es un caso delicado, y su país buscó lugares específicos para su asilo, claro para mantenerlas ocultas y a salvo, por ello estarán viviendo en la casa de los Brown, Callum Brown es la cabeza de esta familia, mi jefe y el mejor detective y investigador del país, Enya su esposa es la mejor diseñadora de interiores, tiene una empresa exitosa a su nombre y es ella quien tiene manejo total, y por último, sus dos hijos, Oliver y Erin.

Percibo un escalofrío al escuchar los últimos dos nombres, pero me olvido de ello cuando pienso en lo extraño que fue ver el brillo en sus ojos al hablar de su jefe, y luego el cambio de voz al hablar de su esposa, fue muy raro y sospechoso.

—¿Se supone que viviremos todos juntos? –pregunta Arlette confundida.

—Ustedes podrán hablarlo todo y llegar a un acuerdo con el jefe, mi trabajo sólo es llevarlas ahí.

  Me quedo callada ya que noto que no va a responder más nada, y de pronto siento una enorme curiosidad por saber que pasará, aunque me invade la tristeza el recordar porque estoy en esta situación. Trato de aguantar las lágrimas al recordarlos, y sólo descanso mi cabeza en el hombro de Arlette, hasta que ella me susurra que duerma un poco, cierro los ojos cayendo en un sueño profundo.

***

Corro a través del bosque, suelto risotadas al escuchar a mi madre diciéndome que no me deje atrapar por papá, los rayos del sol que se entrometen entre las ramas del árbol me dan calor, el aire fresco golpea mi cara, y siento que mi padre nos tumba en el césped a ambas, nos reímos por un largo rato y los veo, tan contentos. Se muestran un poco de amor hasta que sienten mi mirada sobre ellos.

OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora