Todos anhelan la acomodada y perfecta vida de Bastian Anderson, sin embargo, para él es una tortura ser el único hombre omega de la familia ya que su condición lo coloca en un pedestal que al cumplir la mayoría de edad será entregado a un alfa de bu...
-¡BONNIE!- -¿ESTÁN BIEN? ¿NO LES PASÓ NADA A NINGUNO?- el omega entró alterado a la habitación de sus hijas luego de haber subido corriendo las escaleras. -Mira, mira, ahora si que nuestra hija es la princesa Zelda- el pelirrojo se apartó dejando ver a su hija con el vestido de la princesa, tres triángulos dibujados en su mano y también se encontraba cargando la espada que la madre de su esposo le había regalado hacía unos años, específicamente el día de su boda.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-¡Y Zoë tampoco se queda atrás! ¡Date la vuelta!- el omega hizo lo que se le dijo, sin salir de su shock por el susto que le habían hecho pasar. -Ahora si, Bonnie, mira a Zoë-
El omega volvió a voltear encontrando a su hija con el mismo vestido que la anterior, pero en vez de la espada, tenía una especie de instrumento entre sus manos; que hacía algunos años desconocía, pero que ahora formaba parte de su vida diaria; al igual que una especie de paño extraño cubriendo todo su cabello y unas orejas de elfo bastante bien hechas.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Se ven tan lindas- se acercó a sus hijas y las abrazó a ambas al mismo tiempo. -Pero no deberían haberme asustado y hecho correr así- -Oops, es cierto que podría pasarle algo a nuestro hijo si corres- bromeó el alfa, acercándose a su pareja luego de que este soltase a sus hijas, y puso sus manos en el vientre abultado de su omega. -Ocho años tardamos en tener otro bebé, algo estábamos haciendo mal- -Cállate- rodó los ojos, pero su sonrisa lo delató. -Voy a volver abajo, Rosa está preparando burritos- -¡Burritos!- gritaron las niñas antes de comenzar a correr. -¡Cuidado en la escalera!- gritó el pelirrojo y luego de asegurarse de que sus hijas bajasen correctamente, volvió a la habitación con su esposo. -Beso-
El omega sonrió, dejando un tierno beso en los labios de su alfa que casi de inmediato se convirtió en un beso apasionado. Sus lenguas bailaban en sus bocas y unos cuantos minutos después sus labios se separaron un poco.
-Estoy tan malditamente enamorado de ti, Bastián- murmuró contra sus labios, sintiendo su corazón latir con fuerza en su pecho. -Sigo agradeciendo el día en que entré por tu ventana-
