Marta encontró a ese alguien que pensaba seria su alma gemela, era perfecto según ella, atento, preocupado, trabajador.
Pero, solo algunos saben el efecto del alcohol en las personas, algunos se vuelve graciosos, mientras a otros no le entiendes ninguna palabra, sin embargo algunos se vuelven violentos.
Marta no sabía de donde sacaba el dinero para pasar todas las noches en la cervecería, hasta que un día llego borracho a la casa, y le ordena que le dé más dinero, Marta se negó, fue ahí cuando se aventó sobre Marta, su ángel se había transformado en demonio, su hija le gritaba, que por favor dejase a su madre.
Esta vez le tocaba a ella ser partícipe del forcejeo, no sabía que hacer le rompió un vaso en la cabeza, el callo desmayado, segada por el enojo con los restos de cristales empezó a cortarle el cuello, tapo el cuerpo con una manta y se fueron, poco después escucharon las sirenas de policía, ella no sabía que hacer tomo a su hija, y la llevo en brazos hasta el auto.
Comenzaron a huir sin levantar sospechas, ella iba nerviosa, ella quería salir de ahí lo más antes posible, sin darse cuenta ya estaba acelerando mucho, y en un abrir y cerrar de ojos, se habían estrellado contra otro auto.
Ella recobro la conciencia, se levantó y comenzó a buscar a su hija, la encontró desmayada, cuando escucho algunos gritos, ella giro y vio que del otro auto se extendía un brazo, él se puso de pie, ella supuso que estaría bien, fue junto a su hija, y no podía moverla, estaba inconsciente, pensó lo peor, fue ahí cuando llego la ambulancia, la cargaron en la camilla, no respondía a los electroshocks, llegaron y la ingresaron a emergencias, Marta impaciente, se sentó a esperar, cerraba los ojos y veía todo por lo que había pasado, desde que su vio el cuerpo de su padre tendido en la sala, hasta que ver el cuerpo de su novio tirado en la cocina, solo tenía 21 años y ella no sabía qué hacer.
Fue cuando la doctora salió, y le dijo lo siento, ella se arrojó a llorar, ya sabía lo que había pasado, ella sabía que su pequeña había muerto, fue ahí cuando perdió el control, empezó a romper todo lo que veía, fue ahí cuando rompió un cuadro, los cristales cayeron al piso, agarro una pieza y se lo puso en el cuello, fue cuando se abrió la puerta, y entro el, ella lo había reconocido al instante entro en una camilla también, los doctores gritaban que aun respiraba, lo miro con odio y a ella le toco salir del hospital, vago sin rumbo durante esa noche, al día siguiente llego al hospital a reclamar el cuerpo de su niñita.
Llego el día de su velorio, solo quedo ella ahí, solo era su hija y ella, el ataúd bajaba poco a poco era una eternidad, con la tierra pasaba la mismo, la tierra parecía que caía grano a grano, hasta que llegaron al tope, tres lagrimas cayeron en la tierra mojada. Tiro las 34 rosas, ellas sumaban los años de ella y su hija, hasta aquel momento, la pequeña solo tenía 13 años y ya se había ido.
HAN PASADO YA 20 AÑOS
Y ella volvió a rehacer su vida, se caso tuvo un hijo nombrado Adolfo, fue ahí cuando ella temía, por todo, le costo volver a confiar en su nuevo novio, mucho menos aceptar ser su esposa, fue ahí cuando de nuevo se permitió ¨VIVIR¨ Nuevamente, dentro de lo que cabía era feliz, pero algo la sigue matando a ese recuerdo del pasado, algo que no hace olvidar, ese día en el que vio a su hija tirada entre fierros.
Lo único que el paso del tiempo ha podido borrar a medias es el rostro de aquel sujeto, el que nunca dio la cara por nada, ni para disculparse mucho menos.
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LA LINEA 34
RandomLa LINEA 34 Por esas cosas de la vida de las que uno no sabe ni el por qué, esas pequeñas coincidencias, esta vez nos colocan a Marta y José en el mismo asiento de un autobús, el caucásico, alto, piel clara, unos 50 años, ella color miel era su pel...