MICHELLE
- Come. - ordena aquel detestable ser. - Michelle, come.
Giro la cabeza al lado opuesto y le escucho gruñir.
- ¡Maldición! - grita, tirando el envase al suelo.
La comida se esparce por todo el suelo, al igual que los trozos de porcelana.
- ¡No entiendo tu estúpido comportamiento hacia mí! - comienzo a levantar las manos y a golpear la pared de la cocina. - ¡No te hice nada malo!
Levanto la mirada con una sonrisa fría.
- Me violaste. - murmuro un poco alto.
El cambia su expresión y comienza a arrojar todo al suelo.
- ¡Te lo mereces! - grita, furioso. - ¡Y no me arrepiento de nada, maldita sea!
Toma mi brazo y me empuja al suelo, pegando mi rostro contra el frio y pegajoso mármol.
- Ahora, sí. - susurra en mi oído. - Aprenderás a amarme.
- ¡Suéltame! - forcejeo. - ¡Hijo de puta!
- ¡Nicholas! - grita una voz masculina. - ¿Qué cojones haces?
- ¡Largo, Dawson! - gruñe. - ¡Que nadie nos moleste!
Miro por el rabillo del ojo y observo al chico asentir con pena.
- ¡No! - grito, desesperada. - ¡No me dejes sola!
El chico se retira, no sin antes negar con la cabeza.
- ¡No me dejes con el!
Nicholas destroza mis jeans y junto a ellos, mi ropa interior, se desnuda y sin más preámbulos, me penetra.
- ¡Por favor!
Sus gemidos me causan asco.
Todo en el me causa asco.
Y ya yo no lo amo.
Tal vez, jamás lo ame.
Este es el verdadero él.
(..)
Abro mis ojos, cansada y débil.
Observo a mí alrededor y frunzo el ceño.
Este lugar es diferente a la casa de Nicholas.
- Veo que despertaste, muñeca. - hablan a mi lado.
Gruño, irritada y trato de moverme, pero como era de esperarse, estoy encadenada.
- ¿Dónde estoy? - pregunto en un susurro.
- Tuvimos que movernos debido a un improvisto. - se encoje de hombros. - Llevas dormida dos días.
¿Qué mierda?
- Me siento débil. - no evitó hablar en voz alta.
- Necesitas sangre. - responde sonriente.
Hijo de puta.
- Déjame ir. - suplico.
Nicholas se levanta de la mecedora y comienza a reírse.
- Me das gracia, amor.
- No me llames amor. - gruño.
- Como sea, no tengo intenciones de dejarte libre. - abre una puerta. - Liberarte es dejarte ir con mi hermano. - El pasillo está muy alumbrado y observo a dos enfermeras. - Michelle, yo te quiero para mí.
- Estas enfermo.
- Y tú estás embarazada. - sonríe. - De mi hijo.
- ¿Cómo? - pregunto, en shock.
- Veras, querida. - entran dos enfermeras. - He puesto mi semilla en ti, por tanto, portas a mi hijo.
- No puede ser. - balbuceo.
- Lo es, si eres un sangre de lobo.
Las enfermeras toman mi brazo e inyectan algo a la máquina.
Segundos después me dejo llevar por la pesadez y el cansancio que se apodera de mi cuerpo.
LOYD
- ¡Me dijiste que ella estaba aquí! - empujo a Sedrick y lo levanto del suelo. - ¡Ella no está aquí!
Daniel grita algo que ignoro y me concentro en Sedrick.
- Ella estaba aquí, pude sentirla. - responde, tranquilo.
- ¡No está aquí, maldita sea! - grito, desesperado. - ¡Ella esta con el imbécil de mi hermano!
- ¡Loyd, cálmate! - grita Daniel, tomando mis manos y abriendo mis puños. - Es mi hija, por tanto, también estoy preocupado.
- Tu hija ha pasado por mucho, Daniel. - suelto molesto. - Y estuvo sola hasta que la encontré.
- Tú la dejaste sola, Jette. - contracta.
Mis hombres examinan la mansión de los Bondes y los amigos de Daniel buscan algún rastro que nos pueda indicar hacia donde Nicholas se llevó a mi chica.
- Necesito encontrarla, Rivaldo. - el asiente y se aleja hacia Sedrick.
Max se acerca corriendo a toda velocidad.
- Puede que haya encontrado una ruta. - contesta.
- Perfecto, ¿hacia dónde nos lleva?
- Hacia las catacumbas de Mystic Falls. - señala el ala oeste de la casa. - Hay una entrada.
Max va a decir algo más pero se detiene y comienza a inhalar profundamente.
- ¿Max? - el sangre de lobo gira sobre su eje y enfoca la mirada en una camioneta negra que acaba de llegar.
No, no puede ser.
De ella baja la madre de crianza de Michelle y la mate del lobo.
Esa mujer está muerta.
Yo la vi morir.
- Lis. - susurra Max y comienza a correr hacia su dirección, con emoción. - ¡Lis!
La rubia frunce el ceño al escuchar su nombre y cuando enfoca su mirada en Max, abre sus ojos y comienza a llorar.
- ¡Max! - grita ella y luego ambos se envuelven en un caluroso abrazo.
Desvió la mirada de la feliz pareja, y observo a Moira Rivaldo caminar con elegancia hacia su presunto marido.
Sedrick se me acerca y le miro con confusión.
- Tenía que hacerlo. - es todo lo que dice.
- ¿Sabes lo que has hecho? - pregunto.
Él se encoje de hombros y comienza a alejarse, no obstante, tomo su brazo y el me mira con rabia.
- Le has vendido su alma al mundo oscuro.
Sedrick cierra sus ojos, y comienza a gritar.
- ¡Sedrick! - Daniel llega a su lado y toca su frente. - ¡Está ardiendo en fiebre!
Sedrick abre sus ojos y comienza a escribir con su dedo en la tierra.
¿Qué demonios?
- ¡Ayúdenme! - los amigos de Daniel se acercan y toman a Sedrick, llevándoselo a no sé dónde.
- ¿Qué ha pasado? - Max llega a mi lado.
Observo lo que ha escrito en el suelo y suspiro aliviado.
- Sucede que nos ha dado la dirección exacta de Michelle y mi hermano.
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Almas Gemelas (A.G #1)
FantasyUna profecía que involucra a dos personas. Una humana con un pasado atemorizante. Ella es la reencarnación de su antepasado. Su mundo cambia drásticamente y los mas cercanos a ella, desaparecen. Aquel hombre que nunca dejo de amarla aun cuando e...