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Era de noche en las praderas, el cielo nocturno estaba adornado por la luna con su plateado brillo y las estrellas que emitían una luz trémula que iluminaban la sabana. Un grupo de ocho leonas caminaban sigilosas por la sabana. La reina Uru iba a la cabeza del grupo como la líder, le seguían de cerca la otra delantera, Abasi, después las dos laterales Husani y Bashiri y por último las traseras Manyari y Siara, que iban acompañadas de sus hijas, Sarabi la hija de Manyari y Zira la hija de Siara respectivamente, las dos cachorras iban a la zaga de sus madres con paso resuelto y cauteloso.

Ambas leonas estaban exultantes y apenas podían contener la emoción de estar en su primera partida de caza, pero trataban de moderarse y prestar la máxima atención, era su primera vez y no querían estropearla y mucho menos entorpecer la cacería.

__ Primero vamos a buscar a nuestro objetivo de esta noche__ les explicaba en voz baja Siara a las cachorras que escuchaban atentas__ hemos detectado un grupo de antílopes por aquí cerca y hacia allá nos dirigimos.

Caminaron unos metros más y cuando estuvieron cerca pudieron ver a unos diez antílopes pastando en la pradera ignorando la presencia de las leonas. La hierba en esa zona era más alta lo que era un punto a su favor pues les servía para ocultarse mejor y pasar de incógnito.

__ Es preferible tener el viento de cara para que las presas no detecten tu olor.__ dijo Manyari agazapándose y pegando la barriga al suelo, Zira y Sarabi hicieron lo mismo__ Por lo general atacamos a los que están más alejados del grupo porque son más vulnerables como ese__ y miró hacia un antílope solitario que pastaba rezagado del grupo.

Sarabi y Zira vieron que la reina y otras dos leonas avanzaban agazapadas, se detenían y se quedaban inmóviles unos segundos, miraban a los lados y continuaban acercándose más y más.

__Todas las leonas tienen su función__ prosiguió Manyari susurrando__ por ejemplo la reina Uru y Abasi son las dos delanteras, cuando cazamos una pesa difícil como un búfalo ellas salen primero y sitian a la presa, las dos laterales Usani y Bashiri las acorralan por los flancos y nosotras las traseras nos acercamos por detrás y por lo general somos quienes matan a la presa. Cuando ya la presa está acorralada las derribamos e inmovilizamos y luego damos la última estocada, usamos técnicas diferentes dependiendo del tipo de presa que vamos a cazar porque hay algunas que son más rápidos y otras más fuertes como los búfalos; pero hoy vamos a por un antílope y aunque son algo rápidos son fáciles de cazar. El número de leonas para ir a cazar también depende del animal que se vaya a cazar y si es muy difícil es necesaria la ayuda de un león macho que es más grande y fuerte.

Zira y Sarabi permanecieron ocultas entre la hierba desde donde observaban a las leonas acercarse con cautela a la presa.


Las dos delanteras ya se habían acercado mucho, estaban a escasos 10 metros del antílope que seguían pastando despreocupado, las otras seis leonas se iban acercándose y permanecieron agazapadas a cierta distancia de las delanteras manteniendo su posición, 

siguieron avanzando y cuando la reina Uru y Abasi estuvieron a tan sólo cinco metros del antílope,  salieron corriendo hacia la presa a gran velocidad,  esto provocó una estampida entre los antílopes que se dispersaron corriendo en zigzag a todas ...

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siguieron avanzando y cuando la reina Uru y Abasi estuvieron a tan sólo cinco metros del antílope,  salieron corriendo hacia la presa a gran velocidad, esto provocó una estampida entre los antílopes que se dispersaron corriendo en zigzag a todas direcciones. El antílope elegido como objetivo corría desesperadamente y las lonas Uru y Abasi le seguían de cerca, Uru acelera para tomar impulso y salta sobre el antílope, abrazó su cuello y hundió sus garras curvas en la piel del animal, el antílope perdió el equilibrio y cayó aparatosamente en el suelo, Abasi se montó encima de este y le inmovilizó aplastándolo con su pesado cuerpo, Uru procedió a morder el cuello de la víctima manteniendo la presión hasta que el herbívoro murió estrangulado por el poderoso mordisco de la leona.

Entre la conmoción un antílope da un salto encima de Siara, una de las cuatro leonas agazapadas en la hierba, esta saltó como un resorte y atrapa en pleno vuelo al antílope, se aferra a su cuerpo con sus poderosas zarpas. La cacería había sido más exitosa de lo que se esperaba, obtuvieron dos antílopes en lugar de uno, por lo que las leonas se repartieron el cuerpo de uno de los antílopes. Sarabi y Zira salieron de donde estaban escondidas y fueron a reunirse con las demás leonas, ellas también se saciaron, el antílope esta suculento y carnoso. Luego de comer arrastraron el cuerpo muerto del otro y lo llevaron cerca de la Roca del rey donde el rey y las dos leonas que se quedaron en la cueva comieron, Mufasa y Taka ya estaban dormidos así que no comieron. Sarabi y Zira no podían esperar a contarles lo fenomenal que fue la cacería.


El rey León.  El reino de AhadiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora