HILO
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Nuestro amor está enterrado a seis pies. No puedo evitar preguntarme si nuestra tumba fue regada por la lluvia. ¿Alguna vez las rosas florecerán de nuevo? ¿Podrías las rosas florecer de nuevo?
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Temprano por la mañana, los ocupantes del castillo recibieron la fatídica noticia. Muchos seguían en sus ropas de dormir, y se cubrieron con capas y batas para tener el pudor de salir al pasillo sin ser mal vistos. Sin embargo, estuvieran en la cama o saliendo de sus habitaciones; de camino a tomar el desayuno o rezando en el templo, la crónica fue acogida por todos.
Lord Joseph Morgan se quitó la vida cerca de la madrugada.
Sus sirvientes lo encontraron cuando despuntaba el alba. Frío y pálido, recostado en su amplia cama de dosel que era un lecho de sangre. Las heridas en sus muñecas y el cuchillo cerca de su mano no dejaban ninguna duda, nada para incentivar la imaginación. El hombre les arrebató a los dioses el derecho sagrado de decidir sobre el día de su muerte. Peor aún, negó la ceremonia de apología que por obligación debía ejercer puesto que sus testimonios durante el juicio que provocó no fueron aprobados por el justiciero sol.
La versión oficial era esa, la que todos sabían.
Como consecuencia, no quedó duda para el tribunal de la ciudad que Morgan también había sido el artífice del intento de asesinato al príncipe Louis cuando ganó el combate. Ya que sus alegatos eran falsos, eliminar al monarca que difamó públicamente y seguramente levantaría cargos en su contra era lo más obvio de esperar de alguien desesperado. El mercenario que disparó el arco todavía estaba fugitivo, sí. Pero el de la orden había sido Morgan, y su plan fue frustrado porque los dioses aún no tenían suficiente de a quien llamaban león del desierto.
Nadie se explicaba cómo logró, a pesar de las heridas, luchar contra el agua y nadar hasta la orilla; incluso verlo caminar esos cortos pasos hasta el encuentro con su consorte fue sublime e irreal. Algo que los presentes jamás olvidarían y que sería relatado por largo tiempo junto a sus demás hazañas.
El sueño no fue un visitante esa noche para Harry, por lo que estando ya vestido y listo para ir al comedor de su comité, escuchó la noticia y ofreció sus condolencias a los acompañantes que viajaron junto al fallecido lord. Con interés observó a Danielle, que apretaba un pañuelo contra su rostro cansado y fingía impecablemente hallarse consternada. Ella, el verdugo, supo encontrar la máscara de la inocencia y usarla sin problema.
Por su parte, él no tuvo que actuar de forma distinta o imitar una emoción de empatía por lo que hizo. Los carceleros que sobornó se encargarían de que nadie preguntara por la ausencia de un alfa condenado a pasar el resto de sus días en las mazmorras. El recuerdo sólo lo perseguiría a él, y a sus tres fieles guardias. Los rememoraba agotados y con una expresión insatisfecha cuando finalmente arrancaron el último aliento de vida de Benjamin Winston. Algunas gotas de sangre salpicaban sus rostros, y respiraban agitados. Michael fue el primero en alejarse para tirar los guantes manchados y limpiar el filo de su espada. Calum suspiró en agotamiento y fue por la botella de aceite y la antorcha que apartaron para la ocasión. Luke sólo seguía tenso, como una cuerda de arco, listo para ser disparado. Sus ojos estaban fijos en el sanguinolento cuerpo inerte a sus pies, como si esperara algún movimiento de su parte para seguir desatando su ira. No era suficiente, y esa era la peor parte de la venganza. Una vez que la cumplías, era demasiado tarde para comprender que no encajaba el vacío prometido. La mancha perenne en el alma no resultaba equivalente a la infame satisfacción momentánea. Mas resultaba ser todo lo que tenían, y cuando el cadáver fue bañado en aceite y consumido por las llamas los cuatro presentes supieron que el descanso les sería negado por varias noches.
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Príncipe. » l.s | YA EN TIENDAS|
Fiksi PenggemarLa reina Anne de Vitrum Maritima falleció, llevándose consigo la alegría del reino, la tranquilidad de sus tres hijos y la sensatez del rey Desmond. El monarca se enfrascó en una guerra con la intención de conquistar reinos vecinos y así escapar del...