Suena ese maldito reloj y retumba dentro de mi cabeza, yo sabía que irme de fiesta un domingo era mala idea, pero las ganas de borrar todo, ganaron.
Recorro con la mirada la habitación en la que me encuentro y como era de esperar no es la mía. ¡Diablos! Me volví a acostar con el estúpido de Anthony el novio de mi ex mejor amiga.
Salgo de la cama y del molesto brazo de Anthony, empiezo a recoger la ropa que esta esparcida por el suelo y salgo lo más rápido que puedo de ahí.
Que puedo decir no me siento muy cómoda con esto, pero siempre que necesito sexo él está disponible y no lo hace tan mal, con unas cuantas pastillas mágicas todo resulta de maravilla.
De camino a mi espacio de realidad, paso por un café y seguramente tengo una cara de mierda ya que la cajera me da el café por cuenta de la casa ,le agradezco y salgo de ahí.
Saco las llaves de mi bolso y entro a mi apartamento que en realidad es un estudio que de a poco he logrado hacerlo parecer al menos algo decente, pero que mi vida sea un desastre no significa que mi apartamento también lo sea me gusta mucho el orden y la limpieza, he logrado algo muy artístico en este lugar y al parecer a César le gusta.
Después de una larga ducha con agua fría y llenarle el plato a mi gordo compañero ,salgo camino al lugar que con mucho costo logre entrar, la universidad.
Hoy es el primer día para muchos incluyéndome, pero ya he estado aquí antes así que no estoy tan perdida, no como el idiota que está justo al frente mío preguntando como llegar a la primera clase, pobre diablo a quien fue capaz de preguntarle.
- ¿Cuál clase es? -le pregunto.
-Química aula 206 -responde.
-Por el pasillo la primera puerta a la derecha. -le respondo con mi más dulce sonrisa.
-Gracias. -me responde sonriendo.
Idiota, si bueno la primera pequeña broma del día.
Camino a mi primera clase... química aula 206.
Al entrar al aula me decido sentar en la ultima silla al lado de la ventana y guardo mis audífonos en el bolso, espero a que llegue el profesor, pero no es mucho lo que tengo que esperar ya que entra un hombre listo para jubilarse y nos da la bienvenida.
-Buenos días bienvenidos, mi nombre es Felipe Vinocour y soy su profesor de química intensiva, bueno podemos empezar, saquen sus cuadernos y tomen apuntes los van a necesitar.-finalizó.
Saco mi cuaderno y un bolígrafo y empiezo a apuntar lo mas importante de lo que está diciendo, lo cual hasta el momento no tiene mucho sentido para mi, pasado cinco minutos alguien toca la puerta y Mr Viejales lo deja pasar, exploto de la risa cuando me doy cuenta que es el pobre diablo que me preguntó la dirección del aula, todos me vuelven a ver incluyendo al pobre diablo el cual no parece muy contento de verme, cuando dejo de reírme él toma asiento y continua la clase.
Luego de una hora y cuarenta minutos de escuchar parlotear al profesor y no entender nada, la clase se da por finalizada ¡gracias a Dios! Cuando termino de guardar mis cosas y estoy por salir del aula, el pobre diablo bloquea mi camino y la verdad me pone la piel de gallina la mirada oscura de enojo que tiene, por un momento me arrepiento de haberle jugado la broma, pero recupero la compostura ¡yo no le tengo miedo a nadie! bueno eso no es totalmente cierto.
-¡Te creías muy graciosa! ¡Casi pierdo mi primera clase! ¡Todo porque te crees muy interesante con esa pinta de mala, yo solo fui amigable y te hice una pregunta! ¡Por eso nadie se sienta a la par tuya en clases y estoy seguro que ni amigos!-Gritó muy enojado.
Con todo lo que dijo de mi soledad me hizo sentir mal, pero no se lo hice saber, de echo le conteste como si no me importara.
-¡Dios! Solo fue una broma no pasó nada y que hacías viéndome tanto- le dije con cara coqueta.
-tengo razón no tienes amigos solo chicos que andan detrás de tuyo para conseguir una follada y listo.-me miró con carra de desagrado y dio media vuelta y se fue del aula.
¡Auch! , pero tiene razón yo no tengo amigos solo busco hombres para follar y listo.
Así continua mi día después de ese encontronazo, de clase en clase sin prestar mucha atención, no es que no entienda de echo si lo hago y me resulta fácil solo química no tanto, entonces como lo entiendo tan fácil me llega a aburrir, más cuando compañeros de clase preguntan lo mismo una y otra vez. En relación con el pobre diablo somos compañeros en la mayoría de las clases, es como si el universo quisiera que me pase viendo con esa mirada oscura lee almas de enojo, me rió de lo que mi cerebro puede llegar a pensar cuando esta aburrido.
Luego de este largo día en la universidad me encamino a mi apartamento.
Una vez en mi apartamento le rasco la panza a César que me recibe y se enreda en mis piernas pidiendo comida.
-¡No! ya te dí en la mañana ahora es hasta en la noche-le contesto a mi gato, y con esas simples palabras deja de darme amor.
-Interesado.-murmuro.
Camino hacia mi armario que compré en una venta de garaje y la verdad me fascina, es de madera pintada de blanco era mas como para acomodar vasos y platos, pero yo lo usé para poner mi ropa y quedó genial.
Saco el uniforme del bar en el que trabajo que consta solo una de camiseta negra con el logo del bar en la espalda y me dejo mi pantalones negros, trabajo en ese bar desde los dieciséis y ahora que tengo dieciocho me toca trabajar en la barra, lo cual agradezco ya que ahí no se pueden pasar de listos los pervertidos ebrios, porque cuando era mesera tenía que andar esquivando manos y terminaba mi turno toda manoseada, no renuncié porque necesitaba el dinero si no ya lo hubiera echo hace mucho tiempo.
Tomo mi bolso del trabajo y meto mi abrigo, llaves y celular, salgo de mi apartamento despidiéndome de César y cierro con llave, salgo caminando hacia el bar el cual queda relativamente cerca, como a seis cuadras, me pongo los audífonos y escucho una de mis canciones favoritas, Creep de RadioHead camino despacio ya que todavía tengo cuarenta minutos para llegar, prefiero llagar temprano, no quiero quedarme sin empleo y además me gusta caminar lento escuchando música.
Llego al bar, entro y saludo a Caleb mi jefe, es joven tiene veinticuatro años y es el hijo del dueño del bar, me responde mi saludo con una sonrisa coqueta, tengo que admitir que es super caliente, pero aunque párese sorprendente no me lo he cogido, él es un buen amigo claro sé que si le digo que tengo ganas de coger a él no le parecería mala la idea, es una amistad sin filtros, pero se que él nunca se pasaría de listo conmigo, me respeta y me a apoyado en las malas y en las muy malas.
-¿Hey que tal todo? ¿Cómo te fue en tu primer día brujida? - Pregunta.
-Sabes que odio que me digas así y todo regular.- digo omitiendo lo de la pequeña broma, no quería hablar al respecto tengo que admitir que el pobre diablo me afecto un poco, pero solo un poco.
-Bueno digamos que te creo, pero te conozco y se que es que no quieres hablar.-responde con una ceja levantada y con cara de "tengo razón".
-Tengo que ir a hacer unos mandados y es probable que no regrese, te dejo las llaves para que cierres el bar, si ocupas algo me llamas, nos vemos BRIJITA. - dijo remarcando la ultima palabra solo para joderme la existencia.
-OK. - respondo volteando lo ojos.
ESTÁS LEYENDO
Apariencias
Teen FictionSi ojos tienen que no me vean, si manos tienen que no me agarren, si pies tienen que no me alcancen, no permitas que me sorprendan por la espalda, no permitas que mi muerte sea violenta, no permitas que mi sangre se derrame, Tú que todo lo con...