La realidad me golpeó en el instante en que puse un pie dentro del campus. Los estudiantes corrían en todas las direcciones con el miedo de llegar tarde en el primer día de clases. A nadie le gustaba pasar el día en detención como en el instituto, cuando todos eran un montón de adolescentes con las hormonas revolucionadas. Aspiré el aire que el ambiente me ofrecía y fruncí el ceño al percibir algunos aromas poco agradables, aquí debía ser cuidadosa con mis agudos sentidos. Además de tener que controlar mi temperamento, el cual aún no estaba del todo domado.
Caminaba por los pasillos tratando de encontrar el salón para la primera clase del día, lectura de partituras. Desde que era pequeña tuve un alto interés por el mundo de la música, es por eso que actualmente estudio producción y composición musical.
-¡Mila!.- Escuché que me llamaban, Peyton corría en mi dirección con algunos libros entre los brazos.
-Hola Peyton.- Reí cuando llegó agitada junto a mí casi sin aliento.
-Estuve a minutos de llegar tarde.- Bufó acomodando su cabello mientras caminaba más calmada junto a mí.
-Tranquila, aún nos quedan tres minutos para estar en el salón.
-Eso espero, porque he corrido lo suficiente como para que el estúpido profesor me deje fuera de la clase.
-¿Dónde está Enzo?.- Pregunté al notar que el rubio no había llegado junto a ella. No se encontraba en el campus.
-No lo sé.- Se encogió de hombros antes de tomarme por el antebrazo y obligarme a correr hasta el salón.
...
Todo estaba en completo silencio y me dediqué a mirar la ajetreada ciudad desde la pequeña terraza que tenía el departamento. Camila se había marchado hace unas dos horas a la universidad asegurándome que volvería por la tarde para pasar el tiempo juntas antes de bajarse del coche. Cerré los ojos dejando a los sonidos colarse por mis oídos, los motores de los autos, las bocinas de conductores apresurados y el pisar de los peatones era todo lo que me rodeaba. Los grandes edificios se hacían notar dejando en claro lo demandante e importante que es la isla de Manhattan.
Un sonido más cercano llamo mi atención, alguien llamaba tocando repetitivas veces el timbre y con un gruñido de frustración hacia esa persona por interrumpir mi tranquilidad, me dirigí a la entrada.
-¿Pero qué demonios haces aquí?.- Rugí mirándolo directamente a los ojos fulminándolo con mi mirada. Él inspiraba desconfianza.
-Eres un Alpha, ¿No?.- Fue todo lo que dijo apresurándose a entrar en el lugar esquivándome.
-Es curioso, porque yo estaba pensando exactamente lo mismo acerca de ti.- Ironicé dando un portazo antes de girarme para enfrentarlo.
-Entonces lo eres.- Murmuró para sí mismo mientras mirada al suelo pasando una mano por su cabello- ¿Camila lo sabe?
-Como se nota que eres un joven y asustado licántropo.- Dije incrédula negando con la cabeza y cruzándome de brazos- Es mi mate. Ella es una Beta.
Abrió los ojos a tope y con rapidez me acorraló contra la pared tomándome del cuello de la camiseta. Sus ojos se tornaron rojos y me enseñó los colmillos tratando de intimidarme.
-La convertiste en uno de nosotros para atarla a ti.- Gruñó. Puse ambas manos en sus muñecas y lo aparté de mi lanzándolo contra la pared contraria.
-No vuelvas a tocarme. Jamás le haría algo como eso a ella.
-¿Entonces qué fue lo que sucedió?
-No tengo que darte explicaciones.- Lo miré desafiante y le di un golpe en la mandíbula cuando intentó atacarme otra vez- Te lo advertí. Mantente alejado de Camila o te arrepentirás.