Prólogo.

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" Tu deber es obedecer. No puedes negarte a la misión. Haz sido elegida, Alina. Ahora muestra tu obediencia y devoción hacia nuestro señor bajando al mundo y deteniendo todo lo que se aproxima. "

Esas palabras no salieron de su cabeza en todo el transcurso de su caída. Alina llegó al mundo. Entrando a un cuerpo que apenas tenía vida. Una mujer devota de Dios y de todos los ángeles se había entregado completamente a la palabra de Dios cediendo a que su cuerpo fuera ocupado por alguien más para cumplir una importante misión.

—¿Qué tengo que hacer exactamente? —la voz de Alina salió quebrada y dolida.

Ella no quería aceptar la misión. No quería bajar al mundo y ver todo lo que podían hacer los humanos. Ella amaba a sus hermanos ángeles, pero no añoraba a los humanos. No como Dios lo hacía.

—¡Qué alguno de ustedes me hable! ¡Yo no pedí esto! —expresó arrodillándose en el frío pavimento.

Era de noche y hacía mucho frío. La camioneta en la que su recipiente viajaba se había volcado en medio de la carretera. Su cuerpo tenía manchas de sangre por varios lugares, pero ya había sanado. Era sólo sangre seca tras el accidente.

Tenía la condición física para poder salir volando o aparecer donde ella quisiese, pero decidió caminar por toda la carretera, siguiendo su instinto. Nunca había bajado al mundo y ahora tenía que descubrir cada uno de sus secretos.

—Tienes que buscarlo. —una llameante luz la iluminó. Alina elevó su vista hacia el cielo y escuchó con atención— Encuentra a Gabriel. Él te guiará en tu misión. Pero debes saber que no cuenta con un cuerpo físico y te será más difícil encontrarlo.

Alina cerró sus ojos. Analizando cada palabra con suma atención. ¿Por qué Gabriel la ayudaría? Él era un arcángel muy poderoso. Y Alina nunca había tenido la oportunidad de conocerlo. Ni siquiera estando en el cielo.

—Gracias. —agradeció con sinceridad. Aquella luz que la iluminaba se apagó y todo se volvió más oscuro.

Llevó su mirada hacia el frente y observó la carretera. Negó con la cabeza para después soltar un suspiro pesado. No iba a caminar.

Dio unos cuántos paso hacia adelante y se impulso con fuerza. Sus enormes alas comenzaron a moverse rápidamente, elevándola por los aires con elegancia. Alina se dio la oportunidad de ver la cuidad por los aires, habían muchas luces que iluminaban el lugar, edificios gigantes y automóviles viajando a gran velocidad. Eso era el mundo. Algo tan artificial, pero aún así hermoso.

Y ahora tenía que salvarlo.

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Bravery [Alec Lightwood].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora