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Noah:

Por primera vez en mucho tiempo, no es la pesadilla de siempre la que me aprisiona. Sueño con mi madre probándome disfraces para ver una película con Emeraude y Sacha. Disfrutaba de la costura, aún más divertirse con nosotros, al menos una vez al mes usaba un viejo proyector para un cine improvisado. Nos disfrazabamos y comíamos demasiada azúcar para nuestro bien. Aunque todo termina desvaneciéndose cuando despierto y vuelve al frío rincón del pasado donde pertenece.

Algo cálido envuelve mi mano. Cruzo mi mirada con la de Morfeo, sostiene mi mano con firmeza. No tardo en notar que estoy en la habitación de Freya. Pero esta vez en su cama.

—El traje de abeja se te veía bien —dice, refiriéndose al sueño.

—¿Tú hiciste eso? —pregunto, mi voz sale ronca. Miro mi mano en la suya y me suelta.

—Quería ver si seguías siendo tan testaruda, pero parece que te estás ablandando, nefilim.

—Qué extraño, creí escucharte gritar mi nombre antes de desmayarme —digo con una ceja alzada—. Debió ser parte del sueño.

Lo recuerdo a la perfección. Pero él no va a admitirlo ni a repetirlo. Seguro fue el miedo de perder otra ficha en su tablero.

Una sonrisa arrogante se forma en sus labios.

—Fue un espectáculo el que brindaste. Pobre Freya, ahora mismo Med y Vyn están reconstruyendo la cocina.

Me siento de golpe.

—¿Qué pasó? —balbuceo llevándome una mano al cuello, recordando el dolor.

—Enloqueciste y destrozaste la cabaña —explica y se levanta—. Después dices que no tienes nada especial.

—Empecé a sentirme así después de eso que me dió tu amiga —espeto levantándome, ignoro el leve mareo que eso causa—. No fue ningún antídoto.

—Eufemia te salvó, deberías ser más agradecida.

—¿Qué fue lo que me dió, Morfeo?

Puedo ver cómo su mandíbula se tensa, aprieta los puños y se acerca con brusquedad.

—¡El antídoto! Dijo que tendría efectos secundarios.

—¡Explotar una casa parece más que un efecto secundario!

La puerta se abre y Med entra. Trae una bandeja con lo que parece ser sopa y un vaso de agua. Puedo ver las vendas en sus brazos y la que se asoma por el escote de su camiseta sin mangas.

—Noah, ¿cómo te sientes? —pregunta entrando del todo—. Te traje algo de comida por si despertabas... —carraspea y deja la bandeja en la mesita de noche—. Freya te está buscando, Morfeo.

—Perfecto —musita el dios y se va dando un portazo.

—¿Qué te pasó? —pregunto señalando las heridas—. ¿Qué pasó?

Se rasca la nuca y se acomoda sus lentes.  Doy un paso hacia ella y retrocede, dejándome helada en mi lugar.

—Explotaste. Tus ojos estaban en blanco y la energía fue demasiado para canalizar, se expandió como una bomba —indica y se lleva la mano a su antebrazo vendado.

—Lo siento, no quise lastimarte —digo abrazándome a mí misma.

—Estaré bien, solo no sano tan rápido como los dioses —asegura con una media sonrisa que se extingue rápido—. Será mejor que comas antes de que se enfríe.

Da media vuelta y se marcha. Empiezo a dudar. Mi carga de energía espiritual no es alta gracias a mi parte humana. Es imposible que por mis medios haya hecho algo así. Eso no era solo un antídoto, estoy muy segura. Herí a Medusa, la cabaña se puede reparar, son dioses después de todo, pero el rechazo en sus ojos es otra historia.

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⏰ Última actualización: Jun 07, 2022 ⏰

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Los Brazos De Morfeo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora