Yasha, el incubo.

"-¿Qué soy Kagome?"

Me mira otra vez y se tranquiliza para después agarrar mi mano, suspira un "Perdón" mientras la besa. 

Estoy asustada... no suelo creer en cosas de estas. Ni siquiera de pequeña creía en hadas o duendes, pero, Yasha es real, Yasha tiene poderes, Yasha aparece y desaparece a su antojo, también cambia su aspecto... 

- ¡No, no, no, no!- me grita- No te asustes de mí...-pide como si me hubiera leído la mente

Una señora de la biblioteca nos echó. Nos quedamos en la entrada, estaba lloviendo, no queríamos mojarnos. ¡Dios, no tiene ni compasión la mujer! 

- Nunca he matado a nadie... - me habla- Bueno, si lo he hecho... pero no como tu crees - me explica demasiado rápido- No he matado a nadie siendo íncubo después de muerto.

- ¿Eres el hijo de un ángel?

- Mi madre era una cortesana con el pero rojo, cuando tenía seis años la quemaron en la hoguera delante de mí, y nunca conocí a mi padre

Tengo ganas de abrazarle, así que lo hago. Dios Yasha ahora mismo parece un niño pequeño y, por fin me está contando cosas de él que no sabía.

Mis brazos pasan por su cintura y le aprietan, Yasha pone sus manos en mis caderas. Noto como su corazón va a mil por hora, aunque el mío va aún más rápido.

- Tampoco puedo ser una mujer... puedo cambiar mi aspecto, cambiar mi altura, mi peso, mi cuerpo, el color del pelo y el de los ojos, la forma de la nariz... pero no puedo hacer que tenga curvas y unas buenas-

- Creo que sí lo pillo

Nos sonreímos y acerco mi mano a su cabeza mientras le acaricio el pelo

- sé que no eres tan malo, se te nota... eres un buenazo. Te ayudaré en todo lo que quieras, Yasha, mereces ser feliz...

Él sonríe y me agarra por la cadera para elevarme a su altura, enredo mis pierns en su cintura mientras mi otra mano también pasa por su pelo.

- Si no tengo un origen de incubo, no hago las cosas que hace un incubo y solo doy placer  mujeres... ¿Qué soy Kagome? ¿Soy un objeto, un juguete?

¿Qué puedo decirle para que vuelva a ser ese chico tan confiado de sí mismo?

- No pasa nada, tranquilo...- susurro aún masajeando su cabeza

- He sido un canalla toda mi vida, ahora era un demonio... un incubo... pero yo no hago lo que los incubos hacen, entonces yo...

Besé su nariz y luego aparté su flequillo para besar su frente.

- Te he dicho que no pasa nada, encontraremos la respuesta a todas las preguntas, ¿vale?

Asiente con la cabeza y me deja en el suelo.

- Necesito un beso...ahora...