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La niña tomó el oso de felpa apoyado en el torso de la cama, y comenzó a correr, la puerta principal estaba abierta, lo cuál hizo todo más fácil.
Corrió sin rumbo alguno, sin pensar en los riesgos que podría haber, las lágrimas caían descontroladamente.
...
Estaba comenzando a cansarse, las piernas le dolían, y sus pies le quemaban, llevaba corriendo veinte minutos. Comenzó a caminar. Se recostó en esa banca que estaba a unos 10 pasos, y cayó en un profundo sueño

AllisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora