En El Calmo Instante

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ADVERTENCIAS. Smut al estilo VBEA.

¿De qué modo te amo? Deja que te cuente las formas:

Te amo desde el hondo abismo hasta la región más alta

Que mi alma pueda alcanzar, cuando persigo en vano

Las fronteras del Ser y la Gracia.

Te amo en el calmo instante de cada día,

Con el sol y la tenue luz de la lámpara.

Te amo con libertad, como se aspira al Bien.

Te amo con pureza, como se alcanza la Gloria.

...

En ocasiones, cuando Harry parece distraerse observándose con las flores que conforman su pequeño jardín, Louis no puede evitar preguntarse en dónde estaría si las cosas hubiesen sido distintas. Si él, olvidando todo lo que lo definía y dejando ir el amor que sentía hacia alguien más, hubiese decidido darse por vencido para no sufrir más.

Pero él jamás se trató de alguien que se rendía con facilidad. No cuando el amor que sentía—por Harry, sólo por él—le brindaba las fuerzas suficientes como para levantarse día a día, continuar con su vida con una sonrisa en el rostro.

En otras ocasiones, las más especiales e íntimas, sus ojos aún se humedecen cuando Harry le da un beso en los labios antes de irse a dormir. Cuando le susurra un buenas noches, Louis, y él se permite contestarle con un débil y soñador buenas noches, mi príncipe.

Harry jamás se ha quejado que sean raras las ocasiones en las que la llame por su nombre. No ahora, no cuando los ojos curiosos y llenos de condena se quedaron atrás, en una ciudad que ya no les pertenece. Louis sonríe, el corazón palpitando con fuerza.

—Creo que deberíamos de encargarnos del jardín por nuestras propias manos—Harry le dice, el mohín en su rostro mostrando la seguridad en sus palabras—. No deseo molestar a más gente.

Louis no se levanta de la silla de madera, mucho menos cierra el libro que lleva en sus manos (libro que, para su propia diversión, es de un japonés muy avanzado como para que Harry lo entienda con facilidad).

—Por lo que veo, consideras que molestarme a mí es más que suficiente.

Observa a Harry esconderse de hombros, algo tímido. Aún cuando ya pasaron casi dos años de que dejaron sus vidas atrás, aún le cuesta acostumbrarse a sus comentarios. Aún sigue teniendo esa esencia humana que poseía cuando le conoció por primera vez.

—Por supuesto que no—él vocifera, acercándose a él con pasos lentos—. Pero… siempre me ha dado curiosidad qué sentía el jardinero al cortar las flores.

Louis se permite observarlo sin gracia alguna.

—Oh. Interesante lógica, mi príncipe—contesta—. Interesante lógica.

—Hablo en serio.

—¿Y yo no?

Lo ve poner los ojos en blanco. Él, suspirando, cierra el libro para dejarlo de lado, poniéndose de pie y acercándose más a Harry para colocar sus manos en sus antebrazos, el tacto más delicado pero más certero que en el pasado. Harry le mira con esos ojos verdes, brillantes, tan brillantes.

En El Calmo InstanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora