Elizabeth tenía la visión borrosa por las lágrimas. ¿Era cierto acaso, o solo lo estaba imaginando? No, no podía ser verdad. Ella solo era su mejor amiga, él se lo había asegurado tantas veces antes. Incluso cuando descubrió esos mensajes... No, el se lo había explicado, no eran de verdad. Pero aún así, porque tenía esa imágen en frente de ella.
-Elizabeth... Liza.... ¿Estás bien?. Es un idiota, vamos, deja de verlos.- Su amiga tiraba de la manga, en un intento desesperado por alejarla.
Entonces era verdad, ella no se lo imaginaba, su novio realmente se estaba besando con Sara. No podía pensar claramente, muchas cosas le venían a la cabeza. Sin darse cuenta, sus pies ya se estaban moviendo. -Liza, Liza!! ELIZABETH!- escuchaba los gritos de su amiga a lo lejos, pero no sentía que era a ella a quien llamaban, en algún punto su nombre había perdido sentido.
Elizabeth reaccionó cuando la pareja se había separado, y ella se encontraba tan solo unos centímetros. Sintió como si un balde de agua helada cayera sobre ella, despertando cada nervio de su cuerpo. ¡Zas! Toda su mano cubría el lado derecho de la cara de Cristhian. Sara, mantenía sus ojos muy abiertos. Su presencia no intimiddaba a Elizabeth, de hecho le infundía mas coraje, más valor para continuar.
Cuando la palma se despego de la piel del chico, Elizabeth retomó la compostura.-Cristhian, desde hoy, tu y yo ya no estamos juntos, espero que tengas la desencia de nunca dirijirme otra palabra tuya. Y quiero que sepas, que soy yo la que te está dejando.- Su voz sonaba firme, sin rastro alguno del llanto que hacia tan solo unos minutos había dejado escapar. Elizabeth dio media vuelta y caminó con la cabeza en alto, dejando atrás y para siempre la escena de los dos amantes.
